Derrotó a Roddick en 3 horas y 39 minutos. Cuando el revés del norteamericano se fue largo, Rafa se tiró al suelo, cerró los ojos y, al abrirlos, el mundo ya no volvió a ser igual para él. Corrió hacia la red con una sonrisa, mirando la algarabía de sus compañeros; recién observó hacia adelante cuando llegó para saludar a Roddick, que le estrechó fríamente la mano derecha.