La crisis entre Ucrania y Rusia mantiene al mundo en vilo por las devastadoras consecuencias de esta crisis. El periodista y antiguo corresponsal de guerra, Javier Nart, analiza las claves de este conflicto en ‘La Segunda Dosis’ (Periodista Digital). Expone el escritor que nos encontramos ante una guerra en varios niveles. Se trata de una contienda que significa el fin del orden aceptado desde el fin de la II Guerra Mundial, incluso después de la situación de la Guerra Fría. Había un orden constituido en el que se sabía dónde estaban los límites, pero esto ha desaparecido, agrega Nart y subraya que Putin “ha pegado una patada al avispero” y en este momento, lo que tenemos es un impacto fundamental en lo que significa hasta ahora la dominación económica Occidental. Así pues, el hecho de que Rusia tenga como única alternativa una unión “muy fluctuante” con China, que va a ser el punto fundamental, ya que la debilidad estratégica y demográfica rusa frente a la potencia descomunal de China, especialmente en Siberia, va a significar una alianza extremadamente problemática, explica el periodista. Lo cierto es que a las 10 de la mañana de este 25 de febrero de 2022 los rusos consiguieron entrar en la capital ucraniana y los combates arrancaron entonces a pie de calle. La invasión de Ucrania y la rapidez con la que están evolucionando los hechos dejan en evidencia que el presidente ruso, Vladimir Putin, tiene como fin hacer caer el Gobierno de Volodimir Zelenski. “La Guerra Fría económica con Rusia, dará como consecuencia una aproximación fundamental a China y un orden económico nuevo, donde la dominación de los sistemas tanto bursátiles como financieros van a establecer en un doble nivel, que es el dominado por China y el dominado por Estados Unidos y Occidente, está en camino una absoluta revolución de lo que hasta ahora ha sido la estabilidad”. Aunque haya sido inestable -ratifica Nart- no es una guerra en Ucrania, “es el fin radical de el acuerdo de Postdam”, que dio lugar a un mantenimiento tenso de la paz hasta el fin de la Unión Soviética. Sin embargo, reitera Nart que no se trata de una III Guerra Mundial, “porque el poder disuasorio atómico impide el inicio de cualquier Guerra Mundial”. “La Guerra Mundial hubiera significado, aunque fuera limitando, el alcance de las armas atómicas, pero limitarse en una guerra no es posible. La OTAN no va a entrar en Ucrania, lo que bajo un punto de vista estratégico es una monstruosidad porque es decirle al adversario lo que no vas a hacer”. “En Rusia están acostumbrados a apretarse el cinturón, sobre todo si les infundes una inyección oportuna de histeria histórica, es decir, estamos rodeados por el adversario, el adversario con la OTAN va a llegar a nuestras fronteras por lo que tenemos que hacer una acción preventiva para eliminar este riesgo”, concluye.