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Evaluna comió su placenta tras dar a luz: alertaron sobre el riesgo de esta práctica


Link [2022-06-17 22:45:10]



En Estados Unidos, habían advertido hace unos años sobre el riesgo del consumo de placenta deshidratada. En 2017 hicieron público un alerta en el que se advertía sobre la falta de seguridad del procedimiento y el riesgo de infección por estreptococo del grupo B en lactantes de aparición tardía asociada con esta práctica.

El músico Camilo, esposo de Eva Luna Montaner, contó en una entrevista que tras el nacimiento de su hija Índigo, la joven comió la placenta. “A mi esposa se la encapsularon y se la comió”, dijo sin dar mayores detalles.

“Mi esposa dio a luz en la casa y la dula, que es la que preparó todo lo de la placenta, nos ofreció como toda la gama”, agregó en diálogo con la televisión española.

Esto instaló el tema sobre una práctica no tan conocida en este punto del planeta. El proceso implica una cocción al vapor, un proceso de deshidratación para luego crear cápsulas con el polvo obtenido.

Sin embargo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) advirtieron ya en 2017 sobre la falta de seguridad del procedimiento.

“El proceso de encapsulación de la placenta no erradica per se los patógenos infecciosos; por lo tanto, debe evitarse la ingestión de cápsulas de placenta. En los casos de colonización materna por GBS (Streptococcus agalactiae del grupo B de inicio tardío), corioamnionitis o infección neonatal por GBS de inicio temprano, la ingestión de cápsulas que contienen placenta contaminada podría aumentar la colonización materna, lo que aumenta el riesgo de un bebé de infección neonatal por GBS de inicio tardío. Los médicos deben preguntar sobre antecedentes de ingestión de placenta en casos de infección por EGB de aparición tardía y educar a las madres interesadas en la encapsulación de placenta sobre los riesgos potenciales”, expresaron en una publicación.

La infección por estreptococos del grupo B puede llevar a complicaciones que ponen en riesgo la vida de los bebés, como neumonía, Inflamación de las membranas y del líquido que rodea el cerebro y la médula espinal (meningitis) o infección en el torrente sanguíneo (bacteriemia).

Procedimiento y riesgos del consumo de placenta

Los CDC explicaron que se ha promovido la ingestión de placenta entre las mujeres posparto por sus beneficios físicos y psicológicos. Sin embargo, consideran que falta evidencia científica que lo respalde. “El tejido placentario se consume crudo o preparado mediante cocción, desecación, conservación y otras modalidades. Las futuras madres se registran para los servicios de la Compañía A antes del parto y reportan una infección preexistente con el virus de inmunodeficiencia humana/síndrome de inmunodeficiencia adquirida, hepatitis, herpes, clamidia, sífilis y enfermedad de Lyme; sin embargo, la empresa no pregunta sobre infecciones intra o posparto. Según el sitio web de la empresa A, la placenta se limpia, se rebana y se deshidrata a una temperatura de 115 °F a 160 °F (46 °C a 71 °C), luego se muele y se coloca en unas 115 a 200 cápsulas de gelatina y se almacena a temperatura ambiente”, detallan a cerca del procedimiento.

Y remarcan: “No existen normas para el procesamiento de la placenta para el consumo. Se requiere calentar a 130 °F (54 °C) durante 121 minutos para reducir los recuentos bacterianos de Salmonella en 7 log 10 ( 6 ). En este caso, es posible que no se haya alcanzado el calentamiento durante el tiempo suficiente a una temperatura adecuada para disminuir los recuentos de bacterias GBS. El consumo de cápsulas de placenta contaminadas podría haber elevado la colonización intestinal y cutánea de GBS materna, lo que facilita la transferencia al bebé”, advierte respecto de un caso testigo en que el bebé se infectó.

El caso testigo del niño que se infectó

En la publicación, detallan un caso testigo:

En septiembre de 2016, la Autoridad de Salud de Oregón fue notificada de un caso de Streptococcus agalactiae del grupo B de inicio tardío.(GBS) bacteriemia en un lactante que comenzó 5 días después de la finalización del tratamiento para la bacteriemia por GBS de inicio temprano. El bebé nació a término después de un embarazo sin complicaciones; El cultivo de cribado vaginal/rectal de GBS materno a las 37 semanas de gestación fue negativo. Poco después del nacimiento, el bebé desarrolló signos de dificultad respiratoria y fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos neonatales donde se obtuvieron sangre y líquido cefalorraquídeo (LCR) para cultivo; se iniciaron antibióticos por presunta sepsis. El hemocultivo fue positivo para SGB intermedio a clindamicina sensible a penicilina. El cultivo de LCR fue negativo. El bebé fue dado de alta y se fue a casa después de completar un ciclo de ampicilina (200 mg/kg/día) de 11 días.

Cinco días después, el bebé fue llevado al servicio de urgencias por irritabilidad y fue ingresado en un segundo hospital. Un hemocultivo arrojó GBS sensible a la penicilina y a la clindamicina. El LCR era estéril, la leche materna extraída no produjo GBS y los exámenes seriados no revelaron una fuente.

Tres días después de la admisión del bebé en el segundo hospital, un médico del hospital de nacimiento notificó al médico tratante que la madre había solicitado la liberación de la placenta en el momento del parto. La madre confirmó que se había registrado en la Compañía A para recoger y encapsular su placenta para la ingestión. Tres días después del nacimiento del bebé, la madre recibió la placenta deshidratada y encapsulada y comenzó a ingerir dos cápsulas tres veces al día. El médico le indicó a la madre que dejara de consumir las cápsulas. Se cultivó una muestra de las cápsulas y se obtuvo GBS sensible a la penicilina y a la clindamicina. El lactante fue tratado con ampicilina (300 mg/kg/día) durante 14 días y gentamicina (3 mg/kg/día) durante los primeros 6 días y dado de alta a su domicilio.



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