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El léxico de la alegría y las felicitaciones


Link [2022-04-23 11:55:15]



A través de esta columna, meditamos acerca de términos que usamos todos los días. Hoy vamos a ver distintas palabras que, en nuestro español, sirven para expresar alegría. Comenzamos por este término: consideramos que “alegría” es el sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores: “Advertimos claramente la alegría en sus rostros”. Esos signos exteriores pueden ser palabras, gestos o actos que expresen el júbilo. Como sinécdoque, es posible hablar de alegría para referirse a la persona que es causa de gozo: “En ese hogar, claramente, Silvia es la alegría de la casa”.

Otro término que connota este sentimiento es el sustantivo “júbilo”: palabra de origen latino, se la define como “viva alegría, especialmente la que se manifiesta con signos exteriores”: “En ese himno de alabanza, el coro comienza con vocablos de júbilo hacia Dios”.

Voz también de raíz latina es “gozo”, que se define como “alegría del ánimo” y como “sentimiento de complacencia en la posesión, recuerdo o esperanza de bienes o cosas apetecibles”. Para expresar el mayor grado de este sentimiento, hay dos locuciones coloquiales sumamente elocuentes: una es “No caber alguien en sí de gozo”, que significa que explota de contento, que está extremadamente feliz, que su humor es excelente. La otra dice que “alguien salta de gozo”, para señalar que está sumamente satisfecho. En cambio, la expresión con rima interna “mi (nuestro) gozo en un pozo” da a entender que se ha malogrado algo con que se contaba y que ya causaba alegría.

El término “algazara”, de origen árabe, significa etimológicamente “locuacidad”; se da en este caso una relación metonímica, de efecto por la causa, ya que la “algazara” es el ruido o griterío de una o de muchas personas juntas, producto de la alegría”: “Llega a nosotros la algazara de los alumnos que festejan el fin de clases”. En la historia del término, vemos que la “algazara” era la vocería de los moros y de otras tropas, al sorprender o acometer al enemigo. El mismo valor tenían los vocablos “algara” y “algarada”.

También de origen árabe resulta “alborozo” que, etimológicamente, era la parada militar previa a una expedición. Como ha sucedido con “algazara”, nos encontramos con una metonimia del efecto por la causa, pues se refiere al regocijo o alegría derivados del desorden: “Había en el patio escolar gran alborozo por el regreso del contingente de los flamantes egresados, luego del viaje de promoción”. En relación con este sustantivo, encontramos el verbo “alborozar”, cuyas dos definiciones nos remiten a lo expresado antes: “Causar extraordinario regocijo, placer o alegría” y “Causar extraordinario desorden”.

Si regresamos a las voces de origen latino, hallamos “regocijo”, que se define como “mucha alegría”: ¿por qué este valor? Porque el término tiene como núcleo “gozo” y el prefijo intensivo “re-”, a los que se suma el sufijo “-ijo”, proveniente del diminutivo latino “iculus”. Se deriva de este sustantivo el verbo “regocijar”, definido como “alegrar, festejar, causar gusto o placer”: “El pueblo entero, bailaba y se regocijaba por haberse terminado la peste”.

Otra palabra llegada desde el latín es “contento”, que puede ser adjetivo y sustantivo. Si es adjetivo, se lo define como “alegre, satisfecho”: “Pedro llegó contento por haber aprobado un examen tan difícil”. Si es sustantivo, equivale a “alegría, satisfacción”: “Su amplia sonrisa evidenciaba su contento”. También, “contento” puede ser el “agasajo o regalo con que se satisfacen los deseos de alguien”: “El abuelo, con ese contento, vio colmadas sus expectativas”. También, en algunas universidades de América, el “contento” es una calificación laudatoria de fin de estudios, a veces acompañada de la exención del pago de derechos para la expedición del título pertinente”: “Con orgullo, exhibió su contento”. El verbo derivado, “contentar”, equivale a satisfacer el gusto o las aspiraciones de alguien o a darle alegría: “Se contentó mucho por los logros del nieto”.

Otro ámbito de alegría que se transmite al prójimo es el de las felicitaciones. ¿Qué significa “felicitar”? Según el diccionario académico, “felicitar” es un vocablo que proviene del latín tardío; en su núcleo, encontramos “feliz” (feliz, fértil, fecundo) y sus acepciones son “manifestar a alguien la satisfacción que se experimenta con motivo de algún suceso fausto para él”: “Lo felicité por el nombramiento”; también, “expresar el deseo de que alguien sea venturoso”: “Te felicito por el nuevo emprendimiento que has iniciado”.

El término tiene sus equivalentes en español: por ejemplo, encontramos “congratular” y el sustantivo “congratulación”: ambos están íntimamente relacionados con la alegría puesto que su definición es “alegrar a alguien o producirle alegría”: “No sabe cómo me congratula oír su voz”. También, puede significar “felicitar a alguien o darle la enhorabuena”: “Con gran sentido de la generosidad, congratuló a sus opositores”. En uso pronominal, significa “sentir alegría o satisfacción por algo”: “Todavía me estoy congratulando por la victoria lograda”.

Además, podemos hallar “enhorabuena”, cuya primera acepción es, precisamente, “felicitación”: “Les hemos dado la enhorabuena por el triunfo obtenido”. Otra acepción es la que se deriva de su valor adverbial e interjectivo cuando se usa para denotar aprobación o conformidad ante lo que se enuncia: “¡Enhorabuena por el nacimiento de un nuevo hijo!”. Por otra parte, también se escucha la locución “de enhorabuena”, con el valor de “en situación afortunada o feliz”: “Hoy estamos de enhorabuena porque hemos sabido que pronto nos entregan el departamento”.

Finalmente, hallamos los sustantivos “pláceme” y “parabién”; “pláceme”, derivado del verbo “placer”, es igual a decir “que me place”, para denotar que algo agrada o se aprueba”; se define como sinónimo de felicitación o enhorabuena que se recibe por algún suceso feliz: “Recibió los plácemes de sus autoridades cuando supieron que se había graduado”. En cuanto a “parabién”, se origina en la frase “que para bien sea” y se suele dirigir al favorecido por un suceso próspero. Se lo define, también, como “felicitación”: “De muy buen grado, le dio su parabién por la noticia recibida”.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.



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