Muristek
El presidente Alberto Fernández sostuvo recientemente que la Argentina pretende recuperar relaciones diplomáticas plenas con Venezuela y, en su condición de titular de la Celac, pidió a los demás países de América Latina que se expresen en el mismo sentido.
Fernández sorprendió con dicha decisión en una conferencia de prensa que ofreció junto al presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, con motivo de la reciente visita de éste a la Argentina.
Consideró el titular del Poder Ejecutivo que Venezuela “ha ido avanzando” en su proceso electoral, entre otras consideraciones que lo llevan a la conclusión de que el país caribeño debe ser ayudado ante su complicada situación económica y social “porque ha pasado un tiempo difícil”.
Estima, según se desprende de lo que dijo recientemente, que “es momento de ayudar a Venezuela a que en el diálogo recupere plenamente su normal funcionamiento. No lo vamos a lograr si la dejamos sola, sin embajadores y sin nuestra atención”.
Posiblemente tan sorprendido como varios que lo escucharon en la Casa Rosada, el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, comentó que el de Venezuela es un tema a analizar por su gobierno, pero aclaró con seguridad que “no estamos listos para tomar una decisión”.
Sí dio precisiones ante los periodistas sobre lo que habían coincidido con Fernández en el breve encuentro protocolar que mantuvieron: “Hay coincidencia en cuanto a que la Celac puede servir de plataforma para reconstruir la unidad de América Latina y el Caribe”; “… creemos en la independencia de la Justicia, así como en los derechos humanos de toda la sociedad”. Estos dos últimos conceptos del presidente Lasso apuntan, justamente, a lo más cuestionable que tiene el autoritario gobierno que preside Nicolás Maduro en Venezuela.
Lo que debe tenerse presente es que si bien en las últimas elecciones llevadas a cabo en Venezuela, con la supervisión de la Unión Europea, se constataron avances en el sistema electoral, no desaparecieron totalmente las irregularidades que afectaron la necesaria transparencia de un proceso de semejante importancia en una democracia bien constituida. Desde hace décadas las elecciones en aquel país se encuentran claramente direccionadas.
Con el kirchnerismo en el poder, la relación argentina con el régimen chavista siempre ha sido condescendiente. Se avaló así una serie de irregularidades con respecto al concepto de republicanismo y al respeto a los derechos humanos.
En efecto, en mayo de 2021 el actual gobierno argentino retiró el apoyo que le había dado la gestión presidencial previa de Mauricio Macri a un planteo del Grupo de Lima contra Venezuela, ante el Tribunal Penal Internacional, de La Haya, por supuestos crímenes de lesa humanidad. Ese cambio de postura para dejar de lado las graves denuncias fueron agradecidas públicamente por funcionarios de Nicolás Maduro.
Por éstos y otros antecedentes, la Cancillería argentina debería explicar convenientemente en qué condiciones pretende la presidencia de Alberto Fernández lograr plenas relaciones diplomáticas con un país cuyas autoridades se encuentran totalmente cuestionadas en el plano internacional por su desapego a las más elementales normas de convivencia.