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¿Crimen por odio racial? París intenta armar el rompecabezas del insólito asesinato de Federico Martín Aramburu


Link [2022-03-21 17:56:27]



De un tiempo a esta parte, se fue instalando una suerte de glosario de las víctimas usuales de lo que se conoce como “crímenes de odio” y, aunque fueran menos numerosas que las muertes por asesinatos entre varones, las muertes por asesinato de personas encuadradas dentro de las minorías raciales o de género comenzaron a visibilizarse con fervor, en tanto el ejercicio de la violencia comenzó a filiarse con más frecuencia a determinados grupos.

En ese marco, y a partir de diversos episodios protagonizados por rugbiers que tuvieron un repudio general, este deporte (para muchos excesivamente impetuoso y ligado solamente a las capas medias y altas) se catalogó como un semillero de la cada vez más cuestionada figura social del “varón blanco privilegiado”.

Radicado en la ciudad francesa de Biarritz, Federico Martín Aramburu, ex rugbier argentino de 42 años, tomaba algo con su amigo y colega neozelandés, Shawn Hegarty, en el barrio parisino de Saint Germain cuando, según testigos, tras una discusión en apariencia anodina, tiró de la capucha de un joven que cayó al piso. Algunos medios consignaron que el grupo al que pertenecía el joven de la capucha, compuesto por dos hombres y una mujer, se había dirigido a Aramburu con insultos racistas.

Federico Martín Aramburu (Clarín/)

Aunque el incidente parecía terminado, los dos rugbiers fueron baleados a una cuadra del bar. Los primeros disparos se realizaron desde un jeep conducido por la mujer que los había interceptado a los pocos metros, y al parecer no dieron en el blanco. El tercer hombre, que había seguido a los deportistas a pie, remató la obra con cuatro disparos que terminaron con la vida del argentino frente a una tienda de camperas del Boulevard Saint-Germain.

El lugar donde asesinaron a Federico Martín Aramburu, ex rugbier argentino de 42 años. Gentileza

Los numerosos peatones que circulaban por el lugar la mañana siguiente, difícilmente podrían haber notado lo ocurrido pocas horas antes de no ser por los ramos de flores con inscripciones como “Justicia para Federico” que se acumulaban en un árbol frente a la fachada del local y la presencia de un cronista argentino transmitiendo en modo selfie una versión que insistía en el carácter accidental de los acontecimientos. Sin embargo, tras unas horas de incertidumbre, las investigaciones policiales marcaron a un sospechoso cuyo perfil no apoya la hipótesis de la mera casualidad: Loïk Le Priol, ex integrante de la escuela de marina francesa y ex miembro del Union Defense Group (GUD), sindicato estudiantil de ultraderecha, con aparentes vinculaciones a la candidata a presidente Marine Le Pen.

Luego, salieron a la luz viejos videos en los que Le Priol participa de sesiones de tortura de ex dirigentes de su propia agrupación política, hechos que le habrían valido una condena judicial, aparentemente en suspenso, a lo que se suma la versión de un testigo que asegura haberlo visto exhibir un brazalete que lo identificaría como miembro de la policía durante la discusión que derivó en el crimen. Muy activo en Twitter e Instagram, Le Priol llevaba adelante una curiosa marca de ropa, modelada por él mismo, llamada “Babtou solide certifie” (https://babtousolide.com/, “babtou” es el “verlan” –nosotros lo llamaríamos “vesre”- de “toubab”, término despectivo para referirse al hombre blanco en el norte de África) constituyendo un perfil más que llamativo. Su eslogan “Babtou sólido certificado, ropas imaginadas por blancos para blancos” habla por sí mismo, mientras que una mínima inspección a los videos que sirvieron para condenar sus actividades criminales (exhibidos en Francia a través de Mediapart) tanto como sus tuits, ponen de manifiesto la obsesión con la virilidad y los presuntos riesgos de la feminización del francés blanco promedio.

Utilización política e implicancias en Argentina

En el marco de la campaña electoral que tiene a Emmanuel Macron como favorito y a tres partidos de derecha como su principal competencia, la muerte del rugbier a manos de este modisto de “extrême droite” o “ultra droite” (la calificación cambia según el medio) que ya cuenta con varias condenas previas, comienza a ser utilizada como un leit motiv para evidenciar los horrores de los grupos extremistas locales. Pero más allá de las implicancias políticas que este crimen detona en Francia, para los argentinos, el asesinato de Aramburu tiene algunas implicancias particulares.

Por un lado, cuestiona el esquema comúnmente aceptado entre la víctima y el victimario en el caso de los crímenes de odio, dado que en este caso es el varón “hegemónico” salido de una clase privilegiada quien ha sido la víctima del odio racial o xenófobo. Se abre, por lo tanto, una línea de discusión poco explorada al momento de juzgar los privilegios de un hombre frente a una mujer a la luz del contexto geopolítico, porque aquel que es inscripto en su país de origen como un exponente privilegiado por el patriarcado y la pertenencia social, puede ser tomado como un blanco del odio racista en otro. Por otra parte, se problematiza la relación de un sector autopercibido como comunidad “franco argentina” y un conjunto de símbolos llamado “Francia” que ha sido tomado como natural en el pasado y que hoy se reconfigura, al tiempo que se ve como el clima de una época en la que grandes sectores de la población mundial se polarizan bajo consignas extremas y contrapuestas tiene espantosas consecuencias, incluso en uno de los lugares más seguros del mundo.



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