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Carrera policial: un test que revela falta de vocación y de “control de los impulsos” bloquea a muchos de los inscriptos


Link [2022-03-27 12:52:59]



Para mejorar la seguridad, entre otras cosas hacen falta más policías. Pero uno de los problemas que hay en Mendoza es que la gran mayoría de los que aspiran a cumplir este rol, se quedan en el filtro del inicio mismo de la carrera policial.

Según indicaron a Los Andes el ministro de Seguridad, Raúl Levrino; y el director general del Instituto Universitario de Seguridad Pública (IUSP), Alberto Rivero, solamente el 20 por ciento de los que se inscriben para estudiar la carrera supera las pruebas y test que se les imponen actualmente a los aspirantes antes del comienzo de la capacitación.

El ingreso al IUSP, que funciona en la calle Montes de Oca de Godoy Cruz, tiene cuatro etapas. Para poder entrar a estudiar, los interesados tienen que aprobar una evaluación de conocimiento general, demostrar aptitudes físicas de “exigencia media” y luego superar dos entrevistas, una con dos psicólogos y otra con un psiquiatra.

Al final hay una verificación del estado de salud general para saber si los inscriptos no tiene problemas que puedan comprometerlos en el futuro, como diabetes y escoliosis, entre otras. También algunos quedan afuera en esa ese momento, pero Rivero dice que, al llegar a este punto, alrededor del 75 por ciento de los que se inscribieron ya han sido rechazados.

RIGOR EN LA “ESCUELA POLICIAL”

El Gobierno provincial dice que el filtro de ingresantes del IUSP es una de las razones por las cuales en Mendoza, desde hace muchos años, el número de policías de cuerpo comando (que presta servicio en la calle y que no hace tareas administrativas) se mantiene en algo más de 9.000 efectivos, a pesar de que la población de la provincia sigue creciendo.

Pero para las autoridades actuales del Ministerio de Seguridad, esto no es un problema grave, ya que prefiere que los policías estén mejor capacitados y equipados, antes que incrementar uniformados en relación directa con la población.

“Esto no es una salida laboral, el policía es un profesional de la seguridad”, recalcó al respecto el ministro Raúl Levrino. Y agregó: “No se utiliza más el concepto de que tiene que haber tantos policías por habitantes, lo importante es la profesionalización, la capacitación y la disciplina”.

De hecho, la gestión anterior del radicalismo, de la cual la actual es “continuidad”, fue la que se ocupó de endurecer los requisitos para ser policía. Esto se hizo por ley en 2016.

Hasta entonces, el límite de edad para entrar a la carrera era de 35 años y se podía llegar a ser auxiliar (el cargo más bajo) sin tener el secundario completo. En cambio, ahora, el límite de edad es de 29 años y se exige tener el título secundario.

Evolución de la cantidad de policías de Mendoza desde 2015 a 2022. Gustavo Guevara.

El curso de auxiliar (también se puede estudiar para técnico y Licenciado en Seguridad) dura 10 meses y en el IUSP –que depende del Gobierno y la UNCuyo- aseguran que la carrera, que genera una salida laboral evidentemente rápida, tiene mucha demanda.

Levrino reconoce que los aspirantes que quedan afuera “en general” es porque no pasan el test psicológico e insistió en la importancia de ser exigentes, antes y después de la formación. “El salto de calidad está dado en que tienen un año para ser confirmados desde que ingresaron a la Policía”, se explayó en este sentido.

Para el ministro, el policía es “una unidad de gestión a la que hay que proveer de elementos, incluida la tecnología, como son el sistema biométrico y los patrulleros inteligentes”.

Impera además el concepto de que la vigilancia en la calle ha dado paso a los “centros de monitoreo” que permiten vigilar lo que sucede con cámaras. La idea es que, entre públicas y privadas, se alcance el número de 3.000 en toda la provincia, como ya publicó en diciembre Los Andes.

Crímenes como el de Emiliano Fernández (fue apedreado en plena vía pública por un delincuente que lo abordó para robarle la bicicleta) dejan a la vista, no obstante, el déficit en la vigilancia policial. Levrino se reunió esta semana con un grupo de ciclistas ante el descontento y prometió “visualización permanente” a través de cámaras y drones.

Ante el crimen, el funcionario, que está levantando su perfil después de meses de silencio, aseguró que el asesino es “un marginal que había sido detenido en dos oportunidades y que tenía que estar preso”. “La Policía hizo su trabajo”, aseguró también.

LOS NÚMEROS Y EL TEST MÁS TEMIDO

En medio de las urgencias, están los datos estadísticos sobre personal policial. El gobierno de Alfredo Cornejo tenía 9.110 efectivos de cuerpo comando en 2016, cuando endureció los requisitos de ingreso. “Había 400 policías sin el secundario completo”, señala para justificar la medida el comisario Rivero, quien entre 2016 y 2021 fue director académico del IUSP.

Desde entonces hubo algunas variaciones menores (ver infografía). En 2020 se alcanzó el número mayor: 9.367 efectivos. Hoy hay un total de 9.351, con lo cual, en seis años, la tropa creció apenas 2,6%.

En Seguridad agregan que durante 2021 se jubilaron 491 e ingresaron 590. También representó en pandemia una complicación la práctica de tiro, un aspecto muy importante de la capacitación que estaba restringido.

Respecto de las incorporaciones previstas para este año, antes del 1 de mayo pondrían funciones 50 efectivos más. La última tanda ingresó en diciembre: se nombró entonces a 168 nuevos policías.

“Queremos un policía más de proximidad, con discernimiento y adaptación”, dijo Rivero sobre las evaluaciones en el instituto que provee los aspirantes.

En el examen de ingreso se los evalúa en formación cívica, geografía de Mendoza e interpretación de textos. En la parte física, la fuerza de brazos y la posibilidad de mantener un “trote sostenido” son requisitos relevantes. Nadie queda afuera por tener mucho peso, aseguran. Al final de esta etapa, hace falta cumplir con al menos un 50% para pasar a la siguiente.

Allí viene el temido test psicológico. El encuentro con los dos psicólogos del IUSP dura 40 minutos y representa el desafío mayor, aunque el encuentro con el psiquiatra también pesa.

Es el turno de evaluar la personalidad y el “inconsciente” del inscripto. Rivero aclara que los que no pasan el test “no es que sean violentos y psicóticos”, aunque queda claro que a ellos les faltan otras condiciones.

Rivero detalla cuáles son los problemas que les impiden entrar. Dice que hay un porcentaje importante de jóvenes que “no se ajustan al perfil, no hay vocación, no hay control de impulsos ni ajuste a las normas, las pautas y la disciplina”.



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