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Ale Vigil, el enólogo de los 100 puntos: “No me siento ningún rockstar”


Link [2022-04-05 23:33:19]



Desde hace 15 días, Alejandro Vigil (45) está en todos lados. Diarios (argentinos e internacionales), canales de televisión y redes sociales son algunos de los espacios donde se han multiplicado sus rulos distintivos, su barba discreta y sus remeras negras.

Si bien hace años que Vigil es un personaje público (posición a la que llegó por su trayectoria y renombre) y se caracteriza por su simpleza y perfil bajo, el último de sus logros es realmente histórico: es el enólogo de los únicos 2 vinos argentinos que obtuvieron 100 puntos en la publicación internacional Wine Advocate, del influyente crítico Robert Parker.

Sin embargo, "al Ale" (como lo conocen y reconocen todos) no se le suben los humos a la cabeza. Y mantiene esa base que forjó en el parral y viñedo de su abuelo.

"No me siento un rockstar. Todo lo que uno logra se construye en la familia, con los amigos y compañeros con que va creciendo y van ayudando a dirigir las energías de forma positiva. Nada se logra solo", resume con sapiencia y calma el enólogo estrella de la bodega Catena Zapata.

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-¿Cómo y cuándo entraste a la vitivinicultura?

-He estado toda mi vida. Comencé a trabajar de pequeño en un parral de mi abuelo, y recorrí ese camino desde el principio. En el medio salí a vender pan rallado y huevos, fui electricista. En 1996 entré al INTA y a fines del 2001 a Catena Zapata.

-¿Cómo surgió tu propio vino, El Enemigo?

-Fue durante una cena con Adrianna Catena, la hija menor de Nicolás. Le comenté que tenía ganas de iniciar este proyecto y me dijo que quería meterse en el mundo del vino. En 2008 comenzamos el camino de El Enemigo.

Era una idea que tenía en función de los vinos que había probado con mi abuelo. A fines de 2009 salieron al mercado, y fue un vino que se hizo de boca en boca. Yo venía trabajando en Catena Zapata y eso ayudaba a mi marca.

-¿Qué te llevó a instalarte en Chachingo?

-En 2007 llegamos a Maipú para hacer nuestra casa con María Sance (su esposa) y con un proyecto de bodega. Empezamos a construir la casa y tardamos muchísimo. ¡Nunca pensé que la terminaríamos! (risas). Luego comenzamos con la bodega. Tenemos Casa Vigil, donde funciona el restaurante, y otros emprendimientos de sustentabilidad. Allí también funciona la bodega Aleanna, que es la sociedad con Adrianna Catena.

Cuando llegamos a Chachingo nos encontramos con una comunidad que nos ayudó en todo. Por eso después decidimos dirigir esa energía hacia ellos. Estamos trabajando con la comunidad y con la escuela. -Se instalaron en un lugar que -en la jerga- se vinculaba como alejado de todo. Como cuando se dice "la loma del Chachingo".

-Para nosotros tuvo que ver con irnos más cerca del centro en realidad (risas). Estuvimos 11 años viviendo en El Carrizal y cuando decidimos tener familia nos vinimos a lo que consideramos centro.

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-¿Cómo te llevás con la fama y la exposición?

-Estoy sumamente agradecido por el reconocimiento y apoyo. En cuanto a exposición, no le presto mucha atención y creo que es parte importante de lo que uno va haciendo. Me gustaría que todo se dirigiera a que la gente se acerque y empiece a beber más vino.

En las redes sociales sí me expongo. Son un buen lugar para tener el feedback de lo que uno hace y siempre tenés gente que te critica. Muchos con buena leche y otros con mala leche (como debe ser). Pero si uno se expone, tiene que aguantarla. -Es usual que los famosos tengan sus vinos. ¿Estás trabajando con alguno?

-En Catena trabajamos con el vino de Marcelo Tinelli. Pero yo no estoy haciendo para ninguna celebridad.

-¿Qué cambió y qué no, de aquel que recorría el viñedo de su abuelo?

-Lo que nunca cambió fueron mis amigos. Lo que cambiaron fueron las posibilidades. Con mi mujer venimos de familias que han luchado todo el tiempo y no la tuvieron fácil, y de a poco lo hemos ido revirtiendo. Pero siempre desde el movimiento.

-¿Qué es lo mejor que te ha dado tu actividad?

-Las posibilidades de viajar con mi familia, de aprender, de probar vinos, de conocer gente y de crecer en todo sentido. Son cosas que quedan para siempre. -¿Tenés anécdotas que no se olvidan?

-¡Muchísimas! El primer vino que probé en mi casa, el robo de vinos en la siesta -esos azucarados que todavía no terminaban de fermentar-. También el primer blend que hice en Catena a los 2 meses de haber empezado y sin tener idea. ¡Y ganó en una degustación a ciegas!

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-¿De dónde viene tu pasión por Dante Alighieri?

-De cuando éramos pequeños y nos leían La Divina Comedia. Son todas esas cosas que extraño de mi infancia y las revivo todo el tiempo. Lo pusimos en una de las actividades principales para que estén presentes (NdA: la estructura y disposición de Casa Vigil está inspirada y es un homenaje a Dante). -¿Considerás que el mercado del vino es elitista?

-El vino en sí no es elitista, todo el tiempo está en nuestras mesas. Y tenemos que luchar para que siga estando.

Hay que dividir el mercado del vino. Por un lado, donde están los de altísima calidad y que no necesariamente tienen buena relación precio/calidad. Y también están aquellos que hacemos día a día para mantener una actividad donde hay miles de viticultores y bodegas que viven de esto. Estos vinos nos van a ayudar a mover la economía.

Cuando uno exporta un vino, se lo vende a un importador, que luego se lo vende a un distribuidor, que luego lo vende a un negocio y luego a un consumidor. Toda la cadena de divisas queda en el país adonde lo haz exportado. Mientras que cuando vendés directo en Mendoza, toda esa cadena queda y se reinvierte acá.

-Incursionaste en el mundo de la cerveza artesanal. ¿Es 'enemiga' del vino?

-Hoy no están en contraposición. Quizás lo estuvieron en los 80, pero hoy la cerveza artesanal le saca mercado a la cerveza tradicional. En mi caso, he querido vincular mi producto a la vitivinicultura. Por eso usamos mostos de varietales para incrementar el alcohol. Creo que la cerveza artesanal ha tenido una diseminación rápida porque es fácil de elaborar. Pero al final se tamiza y queda lo de calidad. -¿Cómo ves la situación del país?

-Muy crítica. Pero está en nosotros -los que tenemos al menos un poquitito más- ver cómo hacemos para que el día a día sea un poquito mejor. Estamos en una coyuntura muy complicada, tanto nacional como internacional, y para salir de esto vamos a necesitar mucho tiempo.

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Los 100 puntos Parker

"Los dos vinos que recibieron los 100 puntos Parker vienen del viñedo Adrianna -de la Familia Catena-, en la parte alta de Tupungato. Es un reconocimiento a la zona, a ese viñedo; y también lo es para la región.

El viñedo Adrianna es medianamente nuevo (de 1992). El doctor Catena tomó un riesgo enorme al plantar en una zona que se la llama marginal. Y hoy es una de las más pretendidas por cualquier hacedor de vino.

Es la primera vez que Argentina saca 100 puntos en la publicación de Robert Parker. Los vinos distinguidos son Gran Enemigo Gualtallary (cosecha 2013, de bodega Aleanna); y River Stones (cosecha 2016, bodega Catena Zapata).

Ping Pong 

-¿Quién es El Enemigo de Alejandro Vigil?

-Uno mismo. Son las decisiones que tomás a corto, mediano y largo plazo para tu vida y para la de los que te rodean. Uno siempre es el peor enemigo.

-¿Qué te gusta leer?

-De todo, especialmente literatura latinoamericana. Siempre digo que Cortázar es mi preferido. Pero también leo a Borges y lo nuevo.

-¿Tenés un tipo de música preferida?

-Jazz en general, mucho el de Thelonious Monk y de esa época. El rock and roll de los 60, 70, 80 y 90 me gusta mucho también. Igual que el rock mendocino nuevo. Escucho de todo un poco.

-¿Cuál es tu mayor miedo o preocupación?

-El futuro de la Argentina, y mis hijos en sí. Ese es el leit motiv de mucho de lo que uno hace.

Perfil: Manuel Alejandro Vigil 

Nació el 14 de junio de 1973 en Mendoza.

Casado con María Sance, y padre de Juan Cruz y Giuliana.



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