Muristek
Vesta Mónica Herrerías cuestiona y redimensiona la historia y el papel del retrato
JUAN CARLOS TALAVERA
CIUDAD DE MÉXICO. Con la publicación de Pregunta el retrato, la editora investigadora Vesta Mónica Herrerías cuestiona y redimensiona la historia y el papel del retrato, así como sus orígenes e implicaciones en el siglo XXI.
Entre tantas interrogantes abiertas en torno al retrato fotográfico, me aferro al menos a dos certezas de distinto registro: el retrato fotográfico siempre pregunta por alguien y, a lo largo de la vida, desarrollamos una relación especial con al menos un retrato en particular”, comenta en entrevista con Excélsior.
El volumen, que será presentado el 2 de junio a las 19:00 horas en el Centro de la Imagen, con los comentarios de Roberto Fiesco, Everardo González, Mariana H y Alejandro Magallanes, también rescata una serie de fotografías históricas que adquirió Ignacio Francisco Herrerías, abuelo de la investigadora y fundador del extinto Novedades, quien fuera asesinado en 1944.
No hay una respuesta absoluta, porque, a lo largo de su historia, el retrato se va definiendo de forma distinta. En un principio se creía que incluso podía captar la esencia del alma de una persona, pero, sobre la marcha, todos aceptamos que cualquier imagen es una ficción que no revela mucho de la persona, sino que sólo da pie a la intuición y a la interpretación”, detalla Herrerías.
Además, cuestiona la vieja creencia de que una imagen dice más que mil palabras, ya que detrás de cada instantánea siempre hay una historia.
En el caso del retrato, para entender cualquier imagen necesitamos de la mayor cantidad de información posible para interpretar mejor”, apunta.
Por ejemplo, en la primera imagen del libro se observa a dos hombres que se abrazan y de inmediato, uno imagina que alguien murió, pero después te enteras que se trata de dos hombres que intentaron asaltar un banco y que, en ese instante, uno le reclama al otro que no tomara las precauciones para no ser descubiertos.
También está el caso de una imagen donde se observa a cinco hombres desenfadados que esperan alguna cita en una oficina, cuando en realidad es un grupo de hombres que trabajan en un rastro y que han sido acusados de matar perros para venderlos como barbacoa.
O la imagen donde Paul Sarringhaus, jugador de la Universidad Estatal de Ohio, muestra los primeros lentes de contacto.
Así como la fotografía de una mujer con una herida en la nariz, cubierta con gasas y vendoletes, quien pudo sufrir algún accidente, pero que en realidad fue mordida por la esposa de su amante, luego de descubrir la infidelidad.
La idea de plasmar la figura humana viene desde que el hombre es hombre y quería dejar su historia en las cavernas. Entonces faltaba la tecnología para lograrlo, pero siempre ha existido la necesidad de dejar una memoria, una huella, una historia”, asevera Vesta Mónica.
Niépce registró las primeras imágenes, hacia 1824, y se tiene el registro de que captó un paisaje desde su ventana, pero es posible que los primeros intentos fueran un retrato. Era lo más lógico.
Sin embargo, como los tiempos de pose eran largos, es difícil saberlo”, apunta.
El retrato es una necesidad del ser humano, de tenerse y de verse, es una duda natural y, por eso, este género, más que otros, siempre busca dar credibilidad o acercarnos en apariencia a cómo somos”, dice.
Hoy todavía se sigue pidiendo el retrato infantil para algunos trámites oficia- les. Sin embargo, admite que la selfie ha creado una revolución en este género.
La selfie entra en la parte de la posfotografía, como lo ha expresado Joan Fontcuberta, donde ya no basta con decir que yo estuve ahí y que capté un momento, sino con ser parte de lo captado abunda.
Ese gesto de voltear la cámara y ser parte de la ficción, mientras ésta hace los cálculos para enfocar la imagen, viene acompañada de ese gesto narcisista que indica el estar allí y querer ser visto también”, destaca.
Además, la selfie ha dado lugar a toda una industria para vender la apariencia de las personas y mostrar lo que aspiras a ser o lo que obtendrá más likes.
Por último, Vesta habla de su abuelo, quien a los 14 años fue becado por Plutarco Elías Calles en una escuela de periodismo en Los Ángeles y, al volver, fundó publicaciones Herrerías. Entre sus proyectos editoriales creó Novedades.
Sin embargo, en abril de 1944, Herrerías, luego denunciar que apoyaría a Ávila Camacho, fue asesinado por Florencio Zamarripa, su brazo derecho e integrante del
Partido Comunista, mientras esperaba una reunión con el regente Javier Rojo Gómez.
cva
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