Muristek
No puedes cambiar todo en una noche, pero una noche puede cambiar todo.
John Updike
La noche es algo especial, escritores, poetas y eruditos la han cantado y alabado, y también han estudiado lo que ocurre en la mente cuando llega la noche y no se puede dormir; hay insomnes famosos en la historia, desde emperadores como Calígula y Nerón, personajes como don Quijote de la Mancha, mandatarios como William Churchill, Margaret Thatcher, Theodore Roosevelt, hasta artistas como Enrique Iglesias, George Clooney y muchos más; para ellos la noche sin dormir puede ser terrible.
Es la noche del domingo 17, en la pantalla cerca de la media noche, ocurría en la Cámara de Diputados lo inimaginable; atento en su recámara, el señor Presidente seguía con atención y alarma cada vez mayor el desarrollo de la sesión, porque no daba crédito a lo que hacían los miembros de la oposición.
No había cambio posible, la oposición había soportado el embate diario de sus mañaneras, esquivó los ofrecimientos, amenazas y moches de sus colaboradores, y solamente un priista pasó a las filas de Morena, pero la realidad estaba ahí, por primera vez, una de sus propuestas constitucionales era rechazada, el solitario de Palacio no podía dormir y supo que tendría una noche terrible
Y es que en ese momento se dio cuenta de que sus sueños de cambio se esfumaban, en medio de la noche, que es mala consejera, comenzó a revisar sus famosas 100 promesas de campaña y se dio cuenta de que, en tres años, su proyecto de nación no tiene ni pies ni cabeza.
Avanzaba la noche y por su mente pasaron los cientos de miles de muertos por la delincuencia que no ha podido controlar, los miles de desaparecidos, los secuestrados, las mujeres violadas y muertas, vio con pasmo a los miles de huérfanos, niños y adultos que viven en la miseria porque falta el jefe o la jefa de la casa, y se preguntaba: ¿en qué fallé?
La noche no perdona y él siguió revisando los miles de mentiras de sus mañaneras, matemáticamente analizadas por Luis Estrada en su libro El imperio de los otros datos, y quiso cerrar los ojos como para no ver, pero apareció también el libro Las vidas que no contaron, de Laurie Ann Ximénez Fyvie, quien documenta el fracaso monumental de México frente al covid-19, y las consecuencias de las carencias y errores epidemiológicos; siguió revisando los fracasos de todos sus programas y no pudo dormir.
Por eso en los días siguientes lo hemos visto más agresivo que nunca y al no poder culpar a sus colaboradores, culpa a todos los demás, los llama traidores y ordena a sus huestes que denuncien a los políticos que le ocasionaron la mayor derrota de su sexenio.
Y eso es lo que resulta peligroso, más que la triste noche que pasó el señor Presidente al darse cuenta de su fracaso; lo peligroso es la gravísima polarización que causa y el incremento de la violencia política que puede tener gravísimas consecuencias. Una vez más se olvida que la Constitución tiene un artículo expresamente dedicado a la protección de los políticos y su libertad de expresión. El señor Presidente está fuera de sí y no hay nadie en su gabinete que le haga ver el caos que puede crear en todo el país.
No podemos aceptar que una noche de insomnio y la desesperación lleven al país a un conflicto social y político de gravísimas consecuencias; unidos, los mexicanos debemos alzar la voz y seguir unidos, como el domingo pasado, para que los buenos políticos puedan seguir adelante y poco a poco se recupere la dignidad de la República, hoy convertida en una cena de negros.
¿Dificultades?, sin duda, nos dio gusto ver a los partidos PAN, PRI, PRD, y Movimiento Ciudadano juntos para lograr el éxito del domingo 17, pero hay mucho camino por recorrer, muchos orgullos y diferencias que eliminar, y muchos proyectos viables e inteligentes que proponer y realizar. Hoy es cuando, no podemos perder tiempo en conversaciones inútiles.
Columnista: Rafael Álvarez CorderoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0