Muristek
MITO
Una cesárea, siempre cesáreas.
Uno de los mitos relacionados con el nacimiento de los bebés es que, cuando una mujer requirió una intervención cesárea para dar a luz a su bebé, si se vuelve a embarazar, siempre necesitará la operación cesárea.
CONSECUENCIA
Este concepto erróneo puede hacer que quien atiende a una mujer considere únicamente la operación cesárea si se presenta un nuevo embarazo. Aunque la mayor parte de los especialistas está consciente de que esto no es cierto, es posible que la misma madre solicite la operación porque “ya tuvo una cesárea previa”.
Esta situación, el que después de una cesárea se continúen estas intervenciones en los embarazos subsecuentes, se incrementó durante la pandemia de covid-19, como se puede leer más adelante.
REALIDAD
La cesárea es una intervención quirúrgica que se realiza cuando el nacimiento de un bebé por parto normal no es posible por diversas causas, siendo las más frecuente el parto prolongado, el sufrimiento del bebé, la presencia de preeclampsia o eclampsia o mala colocación del bebé; en la intervención, el bebé es extraído del abdomen de la mamá.
La primera cesárea se remonta al año de 1500, cuando Jacob Nufer, un carnicero de cerdos que vivía en Sigershausen, Suiza, tuvo que decidir entre observar, con impotencia, a su esposa, cuya vida pendía de un hilo después de varios días en labor de parto o practicarle él mismo una operación nada convencional para la época.
La Organización Mundial de la Salud estima que la tasa de cesáreas entre todos los nacimientos debería estar entre el 10% y el 15%, pero, lamentablemente, esto es mucho mayor en los países desarrollados, como un 20% en el Reino Unido, 23% en Estados Unidos o un 27% en España; lamentablemente, en México se estima que la cifra es muy alta y llega al 46 por ciento.
De hecho, debido a la pandemia, en el año 2020 se informó que el número de cesáreas superó al de partos naturales por primera vez: 508,402 vs. 498,748 (Subsistema de información sobre nacimientos, Secretaría de Salud).
Por eso es indispensable que se sepa que una intervención cesárea no obliga a la mamá a que todos sus embarazos sean por ese medio, de hecho, el 50% de los embarazos que se presentan después de una cesárea pueden ser resueltos por parto normal.
Es indispensable que el nacimiento del bebé sea un acto de amor rodeado de todos los cuidados necesarios para respetar la vida de la madre y del bebé; afortunadamente, los ginecólogos mexicanos están perfectamente entrenados para atender todo tipo de situaciones y orientar a la madre respecto a la forma como nacerá el bebé.
No es aceptable, bajo ningún concepto, el que la cesárea se “programe” por comodidad de la mamá o la conveniencia del ginecólogo. La vida humana debe respetarse siempre, en particular en ese momento fundamental de la relación madre/hijo.
Columnista: Rafael Álvarez CorderoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0