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Un festejo incompleto en busca de sus hijos


Link [2022-06-19 14:56:25]



Ximena Mejía

No todos pueden tener un festejo pleno este Día del Padre, al no tener la certeza del paradero de sus hijas e hijos desaparecidos. 

Algunos, víctimas de la violencia que se vive en el país, han tomado la decisión de encabezar la búsqueda de sus hijas e hijos, e incluso de los procesos para el acceso a la justicia ante casos de feminicidios. 

 Aunque tradicionalmente son las madres quienes emprenden la búsqueda de sus familiares, ellos tomaron la decisión de enfrentarse a las autoridades en un México donde actualmente hay 100 mil desaparecidos y ocurren 10 feminicidios al día. 

Los casos más recientes son el de Mario Escobar, padre de Debanhi Escobar, hallada muerta en Nuevo León, y quien continúa el proceso para revelar a los responsables de lo que él asegura fue un feminicidio. Y el de Gerardo Martínez, papá de Yolanda, quien permaneció más de un mes desaparecida y fue hallada muerta en el municipio de Juárez, Nuevo León. 

Otros, desde hace más de una década buscan a sus hijas e hijos, víctimas de la violencia en el país. Lo que sí, es que pocos hombres encabezan la búsqueda de justicia. 

Fabiola Alanís Sámano, comisionada Nacional para Prevenir y Erradicar la violencia contra las Mujeres, aseguró que en lo que va de su administración, hay 900 investigaciones por feminicidios a su cargo, de éstas, sólo tres hombres encabezan la lucha ante la pérdida de sus hijas. 

 Asegura que, ante la violencia feminicida, casos de abuso sexual y violencia sexual contra las mujeres, siempre hay víctimas indirectas, que incluye a los padres, hermanos, abuelos, aunque históricamente son las madres quienes inician el peregrinar en ministerios públicos y oficinas de gobierno. 

 “Normalmente son las madres quienes muestran el rostro, las que están cargando expedientes, recorriendo las oficinas buscando encontrarse con quienes puedan apoyarlas, esto no quiere decir que no tengan el respaldo del padre de la víctima”, explicó. 

En el marco del Día del Padre, la titular de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres (Conavim) aseguró que en la institución hay tres casos de padres de familia que encabezan la lucha, siendo el más emblemático el de Mario Escobar, padre de Debanhi, encontrada sin vida al interior de una cisterna del Motel Nueva Castilla en Escobedo, Nuevo León.  

La funcionaria coincide en que, el caso de Debanhi expuso la gran responsabilidad que tiene el gobierno, autoridades judiciales y la misma sociedad en la tardanza en la impartición de justicia en los casos de feminicidios. 

“Debanhi es la expresión de lo que sucede a nivel nacional, en el sentido de que es muy lento el aprendizaje y el compromiso de quienes tienen la responsabilidad de impartir justicia. 

 Quisiéramos que fuera más rápido, que implementarán de manera más eficaz los protocolos para atender con perspectiva de género, la integración de expedientes, cuando se anuncia la desaparición”, opinó. 

 Además, consideró que los responsables de las investigaciones olvidaron que al ser funcionarios públicos tienen una responsabilidad y consecuencias de no actuar como establece el Código Penal federal y el Protocolo para la Atención de Feminicidios, tras la tardanza. 

 “Falta voluntad y conocimiento de las responsabilidades en las que pueden incurrir los servidores públicos, porque están suponiendo los agentes del ministerio público que pueden no tener responsabilidades si no actúan a tiempo, pero el Código Penal federal, el Protocolo para la Atención de Feminicidios, establece responsabilidades frente a la omisión de las autoridades, entonces, no es que no quieras es que estas obligado a cumplir con tu papel”, expresó. 

En este Día del Padre, la comisionada hizo un llamado a los varones a sensibilizarse contra la violencia de género; recordó que los principales agresores de las mujeres son los hombres, siendo personas de sus círculos cercanos los más frecuentes. 

La comisionada destacó que 9 de cada 10 agresores son parte del entorno cercano: padrastros, cuñados, vecinos, mejores amigos y Abuelos.  

 

Me prometió que volvería

Blondie Ivonne Williams García fue secuestrada frente a su padre hace 12 años afuera de su domicilio en Apodaca, Nuevo León. 

 La joven, que en aquel momento tenía 23 años, fue una de las cientos de mujeres robadas por el extinto grupo criminal de Los Zetas, con fines de trata sexual. De acuerdo con su padre, el señor Guillermo Williams Martínez logró tener breve comunicación con ella vía telefónica durante las madrugadas del 17 de febrero al 15 de marzo del 2010. Guillermo, quien se dedica a la construcción, recuerda que su hija se escuchaba en ambientes de bares y un hombre que la vigilaba le decía que no investigará su paradero. 

La última vez que platicó con ella le dijo “que se adelantaba su traslado” a lo que él piensa fue a otro estado o país para ser explotada. 

 “Papi, no te preocupes, yo estoy bien. Te hablo para decirte que estoy bien. Cuídame a mi hija, cuídate, te quiero mucho, voy a regresar”, son las últimas palabras que recuerda Guillermo de su hija. 

 Williams Martínez relató que el secuestro de su hija no fue el único. 

Pues en esa semana también se llevaron sujetos armados a amigas y conocidas de Blondie. 

Para él, su hija puede estar retenida en algún table dance de la frontera, incluso, considera la posibilidad de que esté en el Hong Kong de Tijuana. 

“Para mí, mi hija es todo mi querer, porque yo pienso que el tiempo que mi hija me habló está en algún lugar, porque si la hubieran querido matar, la matan y la encontramos. Se me hace que la tienen en otro país o estado, porque no ha salido ninguna de las ocho muchachas que se llevaron”, expresó. 

 El padre de familia aseguró que la fuerza que lo mantiene en la búsqueda es la hija que dejó Blondie, quien actualmente tiene 14 años. 

 “Ya está en una edad en que me pregunta por su mamá. Yo siempre platico con ella y le digo que la sigo buscando. Mi hija (nieta) me agradece que yo lo haga”, declaró. 

 

“Ya perdí la fe, pero sigo buscando” 

Hace 13 años, Arturo Rojo Flores inició la búsqueda de su hijo Vicente Rojo Martínez, quien desapareció junto a 11 personas en Piedras Negras, Coahuila. 

En aquel momento, decía tener la fuerza física para dirigirse a las procuradurías e incluso buscar al exgobernador de Coahuila, Humberto Moreira y pedirle ayuda que jamás llegó ni de él ni de las autoridades. 

“Llevamos 13 años y de estos, no se ha visto nada, nomás nos dan atole con el dedo. Ya perdí la fe, pero sigo buscándolo porque tengo la esperanza de que aparezca mi hijo”, relató. 

 Hoy con 68 años, diabético y severos dolores en las rodillas, asegura que la fuerza que aún lo mantiene en la búsqueda es el amor de padre. 

Integrante de colectivos de búsqueda, Arturo Rojo sabe que la mayoría de quienes buscan a sus desaparecidos son mujeres. En su interior, considera que el hacerlo es porque él nunca conoció a su padre y fue criado con su padrastro. 

 

Entre expedientes y fotos por tres años 

En tres años, el señor Ángel Zepeta ha observado al menos 800 expedientes, fotografías y cuerpos de mujeres —algunos imposibles de identificar por su estado de descomposición—, con tal de encontrar a su hija Nimbe Selene Zepeta Xochihua, quien desapareció en el municipio de Los Reyes La Paz, hace tres años. 

 Él reconoce la sensación de tristeza y dolor al recordar los cadáveres de mujeres que también son buscadas y en cada revisión de expedientes son momentos de estrés, sin embargo, agotará las posibilidades para hallar a su hija, quien hoy tendría 20 años. 

“He visto hasta 800 casos y algunos, no se pueden identificar porque son personas que están en descomposición y es difícil cuando ves una fotografía, un cuerpo, no es fácil”, relató. 

Nimbe desapareció en 2019, cursaba su último año en el Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario 35, en Valle de Chalco. Hacía su servicio social en la presidencia municipal de Los Reyes La Paz, pero un día no llegó, por lo que fueron notificados. Al buscar información en su escuela, la familia acusó a la directora del plantel de negarles hablar con sus compañeros y apoyar en la investigación. 

Ángel aseguró que han encontrado obstáculos de las autoridades para encontrar a Nimbe. El primero, cuando fue a la Fiscalía Especializada en Desapariciones de Neza y tardó tres meses en activar la Alerta Amber para buscarla, bajo el argumento de que “se había ido con su novio”. 

“El Ministerio Público decía que se había ido con el novio, no nos presentó pruebas de que haya sido así, pero se retrasó la emisión de la alerta Amber. 

 Tuvimos que acercarnos a la organización Familias Unidas por una Causa, nos apoyaron, nos siguen apoyando con la difusión de boletines”, expresó. 

El padre de Nimbe no pierde la esperanza, describe a su hija como una chica que le gusta el baile folklórico, el anime, platicar con amigos y quiere estudiar biotecnología. 

 

Se especializó y ayuda a más papás 

La búsqueda de su hija Alejandra Amairani Tamez Rodríguez llevó a Alejandro Tamez a especializarse en derechos humanos para ayudar a otros padres de hijas desaparecidas. 

Alejandra desapareció el 24 de marzo de 2012, en Guadalupe, Nuevo León. Tenía 15 años y había sido invitada por amigas recientes a una fiesta. 

Su experiencia lo llevó a apoyar a la familia de Debanhi Escobar ante la similitud del modus operandi que, en sus palabras, existe en Nuevo León y ha herido a familias. 

 “Tiene mucho parecido lo que sucedió con Debanhi a lo que sucedió con las hijas de varios compañeros del Grupo de Eslabones, todas, desaparecieron después de una fiesta y, en todos los casos, hubo chicas que las invitaban. Estoy casi 100% seguro de que formaban parte de la delincuencia organizada y como eran jovencitas que no tenían experiencia, yo creo que querían ir a la fiesta, las llevaban y las vendían”, explicó Alejandro Tamez, quien pertenece al colectivo Eslabones por los Derechos Humanos. 

Asegura que en los casos de desapariciones de mujeres jóvenes hay crimen organizado especializado en la trata con fines de explotación sexual, al encontrar en este delito y la venta de drogas, ganancias millonarias. Por ello, con Eslabones por los Derechos Humanos ha emprendido campañas para prevenir el robo de mujeres jóvenes con obras de teatro para alertar a niñas y adolescentes. 

 Como parte de su trabajo también crea redes de apoyo que colaboran con la Comisión Nacional de Búsqueda y participan con otras organizaciones en la creación del Centro Nacional de Identificación Humana (Centro Nacional). 

La tragedia de sus vidas comenzó por el hecho de que su hija fuera “hermosa” y se la llevaran. 

Sin embargo, no pierde la esperanza de volver a verla. 

El activista señala que hay 55 mil cuerpos en fosas comunes y en los forenses del país. Confía que con la identificación paulatina sabrá si su hija murió. 

 

 

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