Muristek
Una muerte es una tragedia, un millón
de muertos es una estadística.
J. Stalin
Cuando yo era chico, el periódico que llegaba a mi casa tenía mucha información, y en la última página, hasta abajo, aparecían las noticias de robos o asaltos; para mí esa información más o menos macabra no tenía importancia, las noticias de deportes, de cine, eran mejores. Los años pasaron, las noticias de la “nota roja” fueron más frecuentes, y en 1963 surgió la revista Alarma, especializada en noticias sobre crímenes y muertes, acompañadas de dantescas imágenes de cadáveres y titulares por demás originales; dejó de publicarse en 2014.
Hoy abro Excélsior y de entrada leo: “Suman 58 alcaldes, síndicos y regidores asesinados en el sexenio”, “La única esperanza que alguno de los grupos delincuenciales gane la guerra a los demás e impongan su paz marca a toda la sociedad”, “Calculan más de 436 mil muertes por coronavirus”, “Pánico en San Cristóbal de las Casas”, “EU sube la alerta de viaje a México por covid e inseguridad”, “Asesinan a 3 mujeres y dos adolescentes”, “Matan a ocho en Chihuahua”; “Encierran a niña de 3 años en tinaco”, “Dan tiro de gracia a regidora frente a su hijo en Cajeme”; “Asesinan a custodio en Santa Martha”, “Cae presunto feminicida”. Es solamente lo que aparece en un día, pero, “sólo son noticias”.
Y lo mismo sucede en todas las cadenas de radio y televisión, en redes como Facebook y Twitter, pero ahora las escenas de tiroteos, ráfagas de ametralladora, ejecuciones en las calles, bloqueos de carreteras, agresiones personales y muertes aparecen una y otra vez y se repiten hasta la náusea, pero “sólo son noticias”.
Y, para colmo, los individuos que presencian esas atrocidades no hacen nada por evitarla, sino que encienden sus celulares y ¡se dedican a grabar los golpes, los secuestros, los homicidios y las incineraciones!, desprecian el valor de la vida humana y mientras graban, estúpidamente piensan: “sólo son noticias”.
Me niego a ser parte de esta ola de indiferencia que nace desde el púlpito de la presidencia, en la que en las mañaneras se niega una y otra vez la magnitud del problema, y se extiende como el fango a millones de mexicanos a los que “les vale madre” lo que oyen y ven diariamente, porque “sólo son noticias”.
Las lamentaciones de los deudos de más de 123 mil 523 asesinados, de los deudos de más de 100 mil desaparecidos, de los deudos de los más de 436 mil muertos por covid, de los padres de los niños muertos por cáncer y los familiares de los miles de secuestrados, y las manifestaciones diarias de quienes en todo el país exigen justicia, caen en el vacío por el silencio cotidiano en Palacio, en donde abrazos, no balazos, “protección a los delincuentes, que son seres humanos”, y “no hay violencia donde un sólo cártel es el que manda”, pretende negar y ocultar el más grave fracaso de la presente administración.
Me niego a que la muerte de los mexicanos se convierta en estadística. Me niego a que mis amigos que murieron atendiendo a pacientes de covid sean olvidados e ignorados. Me niego a que se ofenda a los muertos arrojándolos al pozo negro del olvido.
Los mexicanos fallecidos en este sexenio no son números, fueron seres humanos como usted y como yo, con sueños, ilusiones, proyectos y demás, no podemos ser cómplices del gobierno pensando y aceptando que “sólo son noticias”.
Los mexicanos tradicionalmente hemos respetado la vida humana y esta percepción está cambiando peligrosamente; es urgente que recuperemos la dignidad del ser humano, es urgente que alcemos la voz de mil maneras y que exijamos que se respete la ley y se proteja la vida y la salud de todos.
Columnista: Rafael Álvarez CorderoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0