En el campo de batalla mordieron el polvo el Paris Saint Germain, el Chelsea, los poderosos Manchester City y Liverpool. Sobre la gran clase y el prestigio de estas oncenas, el Real Madrid intensificó la luz de su gloria en el 2022 al conquistar la 14 orejona de la Champions League, ¡14 en 17 oportunidades! Los diarios deportivos de Europa y América se vuelcan en elogios y admiración como sucedía hace 70 años, cuando en los cines mexicanos se transmitían las noticias deportivas, los éxitos del futbolista y entrenador Miguel Muñoz y de aquellos romperredes de talla mitológica, Alfredo Di Stéfano (3) y Paco Gento (4), que le anotaron 7 goles contra 3 al Eintrach, en la final de Glasgow, 1960; raíz de la floreciente y robusta leyenda. Corren imágenes de héroes y cañoneros, el golazo de Zidane al Bayern en la final del 2002; el brasileño Ronaldo, el portugués Cristiano Ronaldo. Fue la cuarta orejona en el historial de Carlo Ancelotti. El Liverpool llegó con mayores perspectivas futbolísticas que el Real Madrid al precioso cuenco de Saint Denis, mecido en el oleaje de banderas blancas y rojas, y un hermoso rectángulo esmeralda bordeado de azul. Difícil sintetizar o explicar en unas cuántas líneas el por que de la victoria del Real Madrid, no es sólo la clase, la grandeza histórica, la madurez agonal, la prosapia, la divina brizna aleatoria; así como en el círculo de Newton al girar los colores del arco iris se transforman en blanco, la ciencia convertida en arte visual de hechicería, así se podría decir acerca de este acontecimiento victorioso, que se produce en la suma y amalgama de circunstancias deportivas, tradiciones que datan de hace más de un siglo, en un estallido blanco. En el futbol, como en otras actividades, de súbito aparece el estro, ese momento que brota del espíritu como inesperada chispa, que enardece al soldado en el campo de batalla, que inspira y le da alas a los sueños del poeta. La estrategia, la condición física, la técnica, la inteligencia y visión de campo se subordinan a ese instante único e irrepetible. Un sólo parpadeo de Alexander-Arnold, el lateral derecho, el error de darle la espalda al brasileño Vinícius Júnior, y éste, a bocajarro, conectó la parábola que le envió Valverde desde el lado derecho; la lucha se desequilibró y cambió de signo. El triunfó se construyó en la excelencia del arquero belga Thibaut Courtois, intuición, colocación, reflejos y rapidez poco común para tan gran estatura. La capacidad de su zaga, principalmente de Dani Carvajal, el lateral derecho, que le puso grilletes y enfrió al colombiano Luis Díaz. Durante casi 60 minutos los Reds de Jürgen Klopp jugaron la mayor parte en territorio del RM; se adueñaron del esférico. El disparo de Mané lo desviaron Thibaut y el poste; Salah no halló el camino de las redes. El Real Madrid vive un romance con La Orejona. Lo dijo Klopp antes del juego. “Enfrentaremos a un equipo que sabe ganar”.
Columnista: Arturo XicoténcatlImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 02024-09-20 22:21:39