Muristek
Por Fadlala Akabani*
Como lo señaló el Presidente de México el lunes 18 de abril en su conferencia matutina, el voto de la oposición (PRI, PAN, PRD y MC) en contra de la reforma eléctrica —discutida y votada el domingo 17 en el Palacio Legislativo de San Lázaro— es una traición al pueblo de México, al que no honran en su representación política, así como al genuino interés nacional, al que ni siquiera contravienen por genuina convicción ideológica, sino simplemente por dinero.
Si bien en la oposición se ha observado una ambición vulgar al representar los intereses corporativos transnacionales en el debate energético —en cualquier espacio, no sólo el pleno legislativo—, no debemos banalizar desde el análisis este comportamiento, pues supone o entraña el pensamiento y acción del pensamiento conservador mexicano; que se asume como élite nacional simplemente para ser interlocutor de alguna potencia extranjera y permitir su dominación a cambio de privilegios y canonjías que se han venido heredando prácticamente desde que fue abolido el orden colonial en 1821.
Ocupando el lado izquierdo del recinto parlamentario estuvo el proyecto alternativo —me permitiría decir que el verdadero proyecto de nación, el que implica completa soberanía y asume la responsabilidad de hacer un camino propio—, el que luchó por la emancipación del yugo colonial y el inicio de una nación independiente, el que fusiló al invasor extranjero y restauró la República en el siglo XIX, y el que nacionalizó los recursos energéticos y los hizo motor del desarrollo nacional en el siglo XX.
Y desde aquí mi felicitación a las y los diputados del movimiento transformador (morena, PT, PVEM), estuvieron a la altura de las circunstancias, elevaron el nivel de debate y exhibieron la carencia argumental del bando conservador en una sesión maratónica. Mi especial reconocimiento a su humildad y visión política, por salir a agradecer el apoyo popular que hubo hacia la iniciativa presidencial, y hacer política también afuera del recinto junto a un pueblo aguerrido y valiente que está ávido de justicia, y que, además, entiende que la vía pacífica y política es la única ruta posible para la transformación democrática, que nuestro movimiento se debe a las bases y que la política se hace también en la calle.
El desempeño de la oposición fue penoso, pues la capacidad oratoria de legisladores como Margarita Zavala o Santiago Creel está bastante alejada de dignificar el poder que detentan como legisladores federales, pero también fue vergonzante debido a la presencia de cabilderos y “asesores” extranjeros que tuvieron incluso el descaro de ocupar las curules, cual si fueran diputados que representan algún distrito del territorio nacional.
El italiano Paolo Salerno, representante del consorcio energético italiano Enel, fungió como “asesor” de los diputados perredistas, según consta en oficio del Grupo Parlamentario del PRD dirigido al priista Rubén Moreira, actual presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo). El cabildero italiano estuvo sentado junto a la diputada Edna Díaz y conversando con ella, pese a la evidencia, el PRD asegura que se trata de violencia política de género y señalan al Presidente de México de encabezar los “ataques” contra la diputada, la molestia fue porque López Obrador explicó en lenguaje coloquial que cabildero es una forma amable de llamar al “coyote” extranjero.
El PRI hizo lo suyo —incluso tras el escándalo que suscitó la presencia del cabildero italiano la semana anterior— y llevaron a un asesor cubano para dirigir la estrategia de redes sociales desde el pleno, ocupando una de las curules de la bancada priista. De acuerdo con la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, las curules son para el uso exclusivo de los diputados federales (representantes populares); bastante simbólico que en un debate trascendental, la nefasta alianza contra México (PRI, PAN, PRD y MC) prescindiera de algunos de sus diputados para otorgar ese espacio a extranjeros.
Esta batalla, la energética, que resulta estratégica para alcanzar el desarrollo soberano de México en el siglo XXI, no ha hecho sino comenzar; y la traición de los seudorrepresentantes populares de la alianza contra México (PRI, PAN, PRD y MC) resulta una anécdota de su entreguismo, pues el nuevo marco legal dispuesto en la Ley de la Industria Eléctrica ha sido avalado por la Suprema Corte al desechar la impugnación de inconstitucionalidad promovida por la Cofece; el proyecto de la ministra Loretta Ortiz señala que la ley no vulnera la libre competencia y avala la constitucionalidad de la misma.
Asimismo, la iniciativa de reforma a la Ley Minera del presidente López Obrador ha sido aprobada en lo general y lo particular por la Cámara baja, y ha sido turnada al Senado para que realice lo propio. Esta reforma contempla que la propiedad del litio sea exclusiva de la nación mexicana y su explotación sea a través de una empresa pública.
Al tener en cuenta que el litio es un elemento extraño y escaso en el planeta, México es uno de los cuatro países en los que existen reservas probadas en América, los otros son Argentina, Bolivia y Chile. Debido al creciente desarrollo de la electromovilidad (autos impulsados con energía eléctrica), el también denominado “oro blanco” por el sector industrial se ha vuelto un bien estratégico para la industria automotriz mexicana; el volumen de la exportación de este mineral alcanzó los 650 mil dólares en 2018; conviene recordar que la cotización del litio tiene un crecimiento previsto de hasta el 80%, tan sólo hacia 2023.
*Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México
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