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Paso franco


Link [2022-06-18 11:52:49]



Hace una semana que la Guardia Nacional (GN) llegó a las zonas arqueológicas de Teo­tihuacan, El Tajín y Calakmul, donde su pre­sencia resulta inquietante. El propio Diego Prieto, titular del Instituto Nacional de An­tropología e Historia (INAH), confirmó el he­cho en un comunicado interno, el pasado 15 de junio, en el que justificó que este cuerpo de vigilancia atajará saqueos, excavaciones clandestinas y el tráfico ilícito de piezas, ins­pirado en los Carabineros para la Tutela del Patrimonio Cultural de Italia.

Sin embargo, no dejó de lado que di­chos agentes –asesorados por el INAH– también ayudarán a prevenir la delincuencia en el entorno y a realizar un diag­nóstico de las problemáticas de seguridad de áreas aledañas a cada espacio, lo cual revela un secreto a voces: la inseguridad ya alcanzó a los sitios arqueo­lógicos y sólo nos queda la zozobra.

Pese a todo, la postura oficial no ha sido suficiente para investigadores, académicos y trabajadores del INAH, quienes se han inconformado, con justa razón, porque un proyecto de este calado requiere claridad, transparencia y argumentos estadísticos.

Esta historia inició el pasado 12 de junio, cuando el arqueólogo Rogelio Rivero, en­cargado de la zona arqueológica de Teo­tihuacan (ZAT), envió un comunicado al personal de custodia con el siguiente men­saje: “Me permito informar que, gracias a la gestión de la Coordinación Nacional de Asuntos Jurídicos del INAH, se logró que, a partir del 11 de junio del presente, la GN em­piece a coadyuvar con la ZAT para el res­guardo y seguridad de la propiedad federal, con especial atención del Circuito Empedra­do. Las acciones que se espera (que) reali­cen son: mantener el orden, (la) seguridad de los visitantes y el resguardo de los bienes culturales. Además de ayudar a restringir las actividades informales que afectan la opera­ción de la zona. También les informo que el personal de la GN tiene el paso franco hacia los estacionamientos de la zona para realizar rondines de seguridad (e) inhibir cualquier situación delictiva y/o irregular”.

Un documento similar circuló ese mis­mo día en El Tajín, donde la presencia de la Guardia Nacional fue referida como “acom­pañamiento” para mayor seguridad de las instalaciones, en beneficio de trabajadores y visitantes, cuya vigilancia se extenderá a las cuatro comunidades de su poligonal.

En respuesta, el Sindicato Nacional De­mocrático de Trabajadores de la SC (SN­DTSC) emitió un oficio (el lunes 13) y pidió a Prieto que aclarara la presencia de la GN, así como “el respeto a las facultades técnico-legales del INAH, descritas en su Ley Orgánica y su Reglamento”, y la programación de una Mesa Na­cional de Seguridad para revisar el tema. Un mensaje similar re­mitió a El Tajín y cuestionó por qué se realizan rondines en el sitio abierto al público, en espe­cial en el área de Los Nichos, la Gran Greca y el Edificio 50.

El pasado jueves, investigadores del INAH como Gilberto López y Rivas, Sergio Gómez Chávez y Lina Odena Güemes, en­tre otros, manifestaron su “más enérgico rechazo y condena a la pretensión del Ejecu­tivo federal de que la GN lleve a cabo labores de ‘custodia’ en las zonas arqueológicas” y calificaron el acto como “una militarización sin sustento”.

A estas alturas, las dudas prevalecen, así que Diego Prieto deberá aclarar si es legal y oportuno que la GN se instale dentro de los sitios arqueológicos, si el INAH aportará presupuesto para dichos trabajos y si se ela­boró algún diagnóstico sobre la inseguridad en estas zonas o un cronograma para cubrir el resto de vestigios. Esperemos que pronto aporte los primeros resultados que justifi­quen el sigiloso despliegue y que abunde en cuántos guardias tomaron los diplomados de capacitación, cómo fueron elegidos y por qué ni él ni Alejandra Frausto han abande­rado la iniciativa.

Columnista: Juan Carlos TalaveraImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0

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