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No a los dictadores


Link [2022-06-05 15:45:50]



Por Rubén M. Perina*

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador ha exigido al presidente estadunidense, Joe Biden, que invite a las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela a la próxima Cumbre de jefes de Estado de las Américas, en la ciudad de los Ángeles (6-10 de junio). El Presidente ha insistido que “nadie debe excluir a nadie” y ha amenazado con no participar si se excluye a los dictadores Díaz-Canel, Maduro y Ortega; y se ha posicionado así como vocero de las dictaduras y su intermediario ante Washington, pero sin hacerse presente para ello. Su ausencia significará un desprestigio para México en el mundo democrático y un desaire personal a Biden, que no debería ceder ante el chantaje. 

A este reclamo se le ha unido el presidente argentino, Alberto Fernández, que ha dicho que se deben “evitar exclusiones que impidan que todas las voces del hemisferio dialoguen y sean escuchadas...” y que “es indispensable que superemos las divisiones ideológicas...” También ha manifestado que iría a la cumbre para expresar la voz de los excluidos. El sí dará la cara, para vergüenza ajena de los demócratas argentinos. 

El llamado a la inclusión no deja de ser una hipocresía: se busca incluir dictaduras que no sólo excluyen a sus opositores de todo diálogo o participación política, sino que los censuran, reprimen, asesinan, encarcelan y exilan. 

La decisión a quien invitar corresponde al anfitrión —ésa es la regla— y Biden ha reafirmado su negación a invitar a los dictadores. La cumbre es un evento exclusivamente para las democracias del hemisferio; así lo estableció la Cumbre de Quebec en 2001. O sea, las dictaduras no tienen derecho a participar; la exclusión es la sanción por no respetar el orden democrático. 

 El encuentro buscará un renovado compromiso de cooperación interamericana sobre temas cruciales propuestos por Estados Unidos: Salud y resiliencia en las Américas, Un futuro verde, Transición a la energía limpia, Transformación digital y Gobernabilidad democrática. El tratamiento adecuado y exitoso de los temas agendados y otros desafíos regionales depende en última instancia de la viabilidad y efectividad de una gobernanza democrática. Por ello, el principal reto de la cumbre es consensuar mecanismos de cooperación para fortalecer la capacidad de las instituciones democráticas para abordarlos, como la Carta Democrática Interamericana o la Convención Interamericana contra la Corrupción, entre otros. 

 La democracia en las Américas es imperfecta: no satisface a pleno las necesidades y aspiraciones de las mayorías y su dirigencia política irrespeta las instituciones y las normas democráticas. Pero a pesar de sus imperfecciones, no hay equivalencia moral/política con las dictaduras mencionadas. Incluir a éstas en la Cumbre, es aceptarlas como iguales. 

 Invitar a las dictaduras significa violar el principio establecido en Quebec y sería absurdo pesar que con ellas se pueda acordar formas de fortalecer las democracias, sistema que desdeñan; y nadie imagina que su participación produciría cambio alguno en su trayectoria tiránica. A Cuba se le invitó a las cumbres de 2015 y 2018 porque en esos años las democracias del continente se ilusionaban con el retorno de Cuba al mundo democrático, tras el acercamiento del presidente Obama al régimen castrista. La ilusión duró poco, la tiranía continúa. 

La insistencia por incluir a las dictaduras parece más bien restos de un persistente y anacrónico antinorteamericanismo. No es el momento de ser tolerantes con dictaduras; más bien es el momento de mostrar solidaridad con sus miles de presos políticos, exiliados y refugiados, de exigir una apertura democrática con elecciones íntegras y de no levantar las sanciones existentes hasta que ello ocurra. 

Además, la democracia en las Américas no es ajena a la nueva Guerra Fría entre el mundo democrático/liberal, liderado por EU y la Unión Europea, y el mundo de la autocracia, liderado por China y Rusia. Ante el desafío y la arremetida de éstas contra el mundo democrático —trágica y brutalmente ejemplificado en la cruel invasión de Rusia a Ucrania— no se puede ser aquiescente ni indiferente con las tiranías. Las circunstancias actuales exigen confrontarlas y fortalecer las instituciones, valores y prácticas democráticas, así como renovar el compromiso de ejercer y defender la democracia en el hemisferio. 

Columnista: Opinión del experto nacionalImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0

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