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Los costos del domingo


Link [2022-06-05 15:45:50]



Hoy, domingo 5 de junio, momento de las elecciones en seis estados, será un día para recordar por muy diversos motivos. Es una obviedad plantear que estos comicios son la antesala de las elecciones federales que se llevarán a cabo en 2024, en los que se pondrán en la mesa muchos aspectos que definirán el ambiente político, social y económico del país. 

En principio, sea cual fuere el resultado de esta jornada en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, han sido muy visibles los engranajes que conforman la fuerza electoral de los partidos. Gracias a un sistema político que se ha blindado bajo el auspicio a la partidocracia, la sociedad está supeditada a la suerte de aquellos grupos que pretenden aspirar a ser sus representantes y acceder a la esfera del poder económico que conlleva dicha responsabilidad. Ha quedado muy claro que, en nuestro país, formar parte de un partido no es el resultado de una convicción ideológica, filosófica o, incluso, de alguna teoría económica: lo que se pone en juego son los intereses personales y de la tribu. No es extraño que muchos y muchas de los contendientes a los diversos puestos de elección que compiten durante este día, puedan presumir en su historial muy diversos colores de filiación política. Nada diferente ni nuevo bajo el sol: el Presidente de la República –y casi todo su gabinete– tiene un gen priista y perredista que, a fin de cuentas, ha dado como resultado un alebrije color guinda. ¿Por qué el resto de las y los políticos serían diferentes? 

Esto nos lleva a una simple deducción: en las elecciones no gana el mejor candidato o candidata, sino quien sepa capitalizar los beneficios que brinda un contexto sumido en la polarización, la inseguridad, ignorancia y el miedo. Si a dicha combinación se le agrega la capacidad económica para la “movilización” de la gente para el acarreo, el mapachismo y la compra del voto corporativo, pues claramente hay candidatos y candidatas que llevan la delantera: los miembros del partido oficial que pueden disponer de los programas sociales y las aportaciones voluntarias de quienes tienen fe en una transformación que se pierde en las neblinas del pasado. Por cierto, esas cuentas no aparecen ni se señalan en el presupuesto. Sin embargo, allí está el engranaje que funciona como reloj, si se trata de garantizar el voto. Y la adulación monetaria de las conciencias, por supuesto. Pero basta con que el inquilino de Palacio Nacional diga que no es así para que el milagro de la redención sea posible. 

 Por otro lado, quienes se desgarran la garganta y las vestiduras hablando acerca del alto costo que implica el funcionamiento del INE, han hallado en este tema un dardo para señalar y atacar al árbitro electoral en todo tipo de ejercicio que aspira a ser democrático. No importará mucho el resultado de la votación durante este día, puesto que cualquier detalle será usado para fortalecer el ataque en contra del INE con miras a las elecciones de 2024. No es casualidad que en la precampaña de Claudia Sheinbaum o de cualquier otro funcionario guinda, no se pierda la oportunidad de señalar al órgano electoral, según lo marcan los cánones emitidos desde Palacio Nacional. En dicho sentido, se aproximan dos años en los que se consolidará el discurso oficial para imponer sus alfiles que allanen el camino de la continuidad del actual gobierno: no se pierdan de vista el funcionamiento ni la dimensión simbólica de las llamadas “consultas populares” –entre el aeropuerto de Texcoco, el juicio a expresidentes y la revocación de mandato– que hablan de la idea de democracia que bien le acomoda al actual primer mandatario. Que no pase inadvertida su descalificación al INE cuando se refiere a su nueva modalidad de “encuesta” para desaparecer el Horario de Verano –discusión medular y decisiva para el país, obviamente. 

 Por cierto, otro delgado hilo que se enreda día con día es el de la inseguridad. En este gobierno ha quedado claro que la ley es el material dorado con el que se tejen las túnicas de quienes forman parte del gobierno. Por ello, la sombra y la posible amenaza del crimen organizado que desenreda el hilo para definir el cauce de las elecciones no es algo que se pueda ignorar cubriéndose el rostro o mirando los campos floridos de otros países. 

Aquí está el domingo, con sus posibilidades y sus costos que, invariablemente, serán altos para la situación de nuestro país. 

Al menos que sea la ciudadanía la que tenga otros datos. 

Columnista: Carlos CarranzaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0

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