Muristek
Armado con una AR-15, el pasado martes un sujeto de apenas 18 años emprendió una masacre en la escuela primaria Robb, en una pequeña población texana con poco más de quince mil habitantes. Se trata de la tercera masacre más mortífera que ha tenido lugar en una escuela en Estados Unidos, tras los tiroteos acontecidos en el Virgina Tech, en el 2007, y en la escuela Sandy Hook, en 2012. El saldo fatal es de 19 estudiantes y dos profesores asesinados, además de múltiples personas heridas. La tragedia de Uvalde supera a la histórica masacre en UT Austin, de 1966, como el peor tiroteo en la historia de Texas.
Ante la tragedia, el gobierno de México reaccionó de manera oportuna a través de la red consular de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Por instrucciones del canciller Marcelo Ebrard, el cónsul de México en Eagle Pass, Ismael Naveja, se trasladó ese mismo día a la ciudad de Uvalde. El diplomático de carrera tenía la misión de brindar atención consular inmediata, recabar mayor información sobre posibles connacionales afectados y cooperar con las autoridades locales. Además, el Consulado General de México en San Antonio brindó seguimiento y estuvo en comunicación con los hospitales a los que fueron trasladadas las personas heridas, a fin de brindar asistencia a posibles connacionales afectados.
Diez familiares de las víctimas solicitaron ayuda al gobierno de México para acudir a las ceremonias fúnebres en Texas. En ese sentido, la SRE gestionó la solicitud de visas humanitarias a fin de que pudiesen asistir a los funerales.
El acompañamiento a las familias de origen mexicano ha continuado desde entonces —y así seguirá. Tragedias como las de Uvalde nos recuerdan que el propósito central, la prioridad más importante de nuestra nutrida red consular, es la protección a las personas mexicanas. Para ellas y ellos, reiteramos nuestro firme compromiso de trabajo y atención permanentes.
México ha condenado la tragedia y nos hemos solidarizado con el pueblo y el gobierno de Estados Unidos. El presidente López Obrador envió sus condolencias, al tiempo que el canciller Ebrard manifestó nuestra profunda tristeza, reiterando que es momento de poner fin al tráfico indiscriminado de armas. En ese sentido, vale mucho la pena escuchar el discurso del presidente Biden: “Los fabricantes de armas llevan dos décadas ofertando agresivamente las armas de asalto que les han generado las ganancias más cuantiosas. Por amor de Dios, debemos tener el coraje de hacerle frente a la industria”.
Frente a amenazas de esta naturaleza debemos hacer más. En ese espíritu, además de las medidas judiciales emprendidas por el gobierno de México, bajo el renovado Entendimiento Bicentenario, debemos también redoblar nuestro trabajo en contra del tráfico de armas que llega a raudales a nuestro país. Es imperativo continuar fortaleciendo el Grupo Binacional contra el Tráfico de Armas, que incluye a las distintas agencias de seguridad y procuración de justicia de ambos países, para enviar un mismo mensaje al unísono: aquellos que trafiquen con armas desde Estados Unidos a México enfrentarán todo el peso de la ley de ambos países.
La convicción de la Secretaría de Relaciones Exteriores es seguir robusteciendo los mecanismos de protección en la red consular; reafirmar la vocación de atención y servicio consular de nuestra red diplomática en Norteamérica; además de fortalecer el trabajo diplomático en materia de tráfico de armas, desde una visión compartida. En suma, desde distintos frentes haremos frente a las amenazas a nuestro país y a nuestras comunidades en el exterior.
*Abogado y maestro en políticas públicas.
Jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores
Columnista: Roberto Velasco ÁlvarezImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0