Muristek
Mucho se habla de conceptos como sostenibilidad, sustentabilidad, autosustentable, desarrollo sostenible, entre otros, no obstante, el camino para su aplicación aún es largo; es más complicado, aun cuando tiene que ver con la transformación de las ciudades hacia un modelo de ese tipo, lo cual, hoy en día, representa un gran reto para todos los países, en particular para aquellos menos desarrollados.
Pero, ¿a qué podemos llamar una ciudad sustentable o sostenible? Aunque las opiniones puedan más o menos variar, coinciden en las características de lograr cubrir las necesidades de las poblaciones haciendo un uso racional de los recursos con los que cada una cuenta; de lograr modelos de ciudad que puedan hacer convivir perfectamente a las personas con aquello que brinda el entorno y disminuir el impacto ambiental o huella ecológica que los estilos de vida del ser humano generan al medio ambiente.
Y es que la explotación indiscriminada de los recursos naturales y el impacto ambiental continuo y exacerbado están poniendo en riesgo la vida en el planeta y la perdurabilidad de lo que éste nos brinda. Es por ello que, hoy en día, alcanzar modelos de ciudades sostenibles, más allá de una preocupación o una cuestión de innovación, es una necesidad urgente.
Los modelos actuales de desarrollo urbano y social comienzan a quedar obsoletos y a ser inviables porque generan una reacción en cadena en la que el agotamiento de los recursos naturales lleva al agotamiento de materias primas y alimentos, al desequilibrio ecológico, a la alteración de ecosistemas, a la pérdida de especies de flora y fauna y, en consecuencia, al daño a la salud y el bienestar de las personas.
El desarrollo urbano juega un papel muy importante, pues de él depende la planificación y regulación de los esquemas de urbanización, movilidad, vialidades, zonas y actividades industriales, sistemas de electrificación, entre muchas otras cuestiones.
Como país, el reto es lograr un modelo de urbanización que se adapte a los ciudadanos, que reconozca la gran diversidad humana y no uno donde los ciudadanos tengan que pagar altos precios económicos, sociales, ambientales y de salud por radicar en las ciudades. Y, en particular, no podemos negar que la Ciudad de México se encuentra en una crisis de desarrollo urbano y metropolitano debido, entre diversas cuestiones, al aumento de la población, por lo que es preciso encontrar un equilibrio del ordenamiento territorial que permita gozar de calidad de vida.
Por ello, esta semana presenté una iniciativa ante el Congreso de la Ciudad de México para expedir la ley de ordenamiento del territorio y desarrollo urbano de la Ciudad de México, con el objetivo de que cumpla con los criterios de ciudades sustentables internacionales establecidos por las Naciones Unidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la Nueva Agenda Urbana de la Cumbre de Hábitat III, armonizándolos con la Constitución de la Ciudad de México y con la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano.
Es preciso, y nuestra ciudad lo merece, buscar una planeación adecuada, con más y mejores espacios públicos, con soluciones integrales de movilidad que den prioridad al ciudadano y al medio ambiente, lo contribuirá a mejorar la calidad de vida de quienes vivimos en ella y de quienes la visitan, en donde la persona es el centro de la conformación de la ciudad y no un elemento más.
Columnista: Jesús Sesma SuárezImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0