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La Cumbre de las Américas


Link [2022-06-04 16:02:49]



A pocos días de realizarse la anunciada Cumbre de las Américas, van apareciendo detalles que vale la pena comentar. En primer lugar, la declaración del presi­dente Biden de que su invitación no contemplaba hacerla a tres países: Venezuela, Nicaragua y Cuba, por no ser demo­cracias, fue particularmente desafortunada, dado el propósito del propio evento. Al excluir a países de izquierda, la cumbre redujo su alcance a sólo los países que conducen su política interna conforme al modelo empresarial que Estados Unidos aprueba. Mal comienzo.

El evento que la semana entrante se celebra, ahora se rea­liza en escenarios regionales y mundiales llenos de contras­tes e inseguridades. Todavía hay heridos por los efectos de la pandemia. La invitación a la cumbre es para discutir y pla­near programas de acción en temas de inaplazable interés. Ello supone que habría de asistir el máximo número de países latinoamericanos.

En lugar de lo anterior, contradiciendo la urgencia de aten­der asuntos como son la violencia, el hambre, la enfermedad, migración, los términos en que se reparten las invitaciones abren de par en par sus puertas a las diferencias ideológicas que separan a los países del continente americano.

El presidente Biden, urgido de escenificar un evento de am­plia difusión, leyó mal el momento. La función de su país es la de aportar su vasto potencial técnico, económico y financiero para tranquilizar el confuso y peligroso escenario actual, don­de su rivalidad con China y su clara animadversión hacia Rusia, propalan temor y ansiedad en todo el mundo.

El innecesario conflicto ideológico que el presidente esta­dunidense plantea en su discriminatoria invitación, exhibe su ignorancia en asuntos latinoamericanos. Al trasladar los pro­blemas socioeconómicos al terreno ideológico, los hace más difíciles de solucionar; destruyó las posibilidades de acciones continentales.

Por su parte, las declaraciones del presidente mexicano censurando la exclusión de países de izquierda acentuaron las intenciones de algunos países de izquierda, algunos de cuyos presidentes no pueden entrar a Estados Unidos por tener ahí cuentas pendientes con la justicia.

El trato socarrón con que el presidente López Obrador ha tratado las opciones de asistir o no al evento, gustó a sus adep­tos de Morena, pero no aportó mucho al prestigio de los países de izquierda no invitados a la cumbre.

 Llama la atención las inconsistencias de AMLO para mar­car sus diferencias con Estados Unidos. Los frecuentes ata­ques a intereses de la Unión Americana haciendo a un lado los compromisos de México como socio del T-MEC no con­cuerdan con las realidades de sus repetidas comunicaciones e, incluso, encuentros personales con altos funcionarios y empresarios estadunidenses, y contacto telefónico con el pro­pio presidente Biden. El ejemplo de la reciente visita de John Kerry, encargado de asuntos climáticos de EU, así como el compromiso de México de participar activamente en el próxi­mo foro en esa materia a celebrarse en este mes confirman lo inevitable de una relación de trabajo entre nuestros países.

Mientras López Obrador busca un arreglo con Estados Unidos en materia de trato a migrantes y alienta un acuerdo estable para trabajadores, y pide adosar sus programas so­ciales a los financiamientos ofrecidos por ese país, se jacta de su amistad con los regímenes dictatoriales de los países latinoamericanos con los que se congracia a la manera del viejo PRI al que perteneció. Deja que oscile la duda de asistir o no a la cumbre. Juega al gato Maula, aquel del tango ar­gentino, cuando confiesa que es muy fácil llegar a Tijuana, nada lejos de Los Ángeles, a donde en una de ésas quizás irá en estos días.

Tanto el presidente Biden como su equipo más cercano están absortos con los problemas de Ucrania y, a nivel do­méstico, con las rachas de violencia, y venta indiscriminada de armas, junto con el asedio de un Partido Republicano cada vez más prepotente y mordaz, a medida que se acercan las elecciones. Se explica la razón de escoger Los Ángeles para realizar la cumbre. Ésa es la segunda ciudad hispanoparlante del mundo, y firme bastión del Partido Demócrata.

Antes de conocer los resultados de la Cumbre de las Amé­ricas, ya es claro que a ambos mandatarios se les aguaron sus intenciones. A Biden le falla hacer del evento un escapara­te para un sólido respaldo latinoamericano a sus políticas y su intención de hegemonía internacional. A López Obrador también, pues muchos países sí asistirán a la cumbre a pesar del lobbying que hizo para disuadirlos de asistir. En último término, el respaldo que AMLO le ofrece a sus congéneres de la izquierda latinoamericana que queda, se debilita cada vez más al saberse de la frecuente comunicación que ambos presidentes mantienen por presiones más apremiantes, por ahora, que ideológicas.

La cumbre desde ahora pasará desapercibida, sin pena ni gloria.

Columnista: Julio FaeslerImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0

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