Muristek
Carlos Barrón
CIUDAD DE MÉXICO.
José Luis Chilavert tiene un partido personal ante Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, organismo del futbol corruptible desde hace décadas. Las dinámicas están invertidas. El exportero acusó al directivo de recibir un soborno por el FIFA Gate, de millón y medio dólares y la respuesta fue feroz: Domínguez demandó por difamación e injuria.
Chilavert fue condenado a un año de cárcel en suspensión. Ahora, desahoga su estado de ánimo con Excélsior sobre lo que considera una injusticia.
Además, toca el deseo de ser presidente de su país en el 2023, pero sobre todo, de esa polvareda que queda cuando una estrella del futbol se mete a la política.
¿Por qué inicio esta pelea directa con Alejandro Domínguez?
-Le molestaron 13 tuits en los que lo taché de fracasado, deportivamente hablando e informal en el pago a trabajadores. Dice que le dañé su reputación, pero cuando cobró 374 mil dólares siendo vicepresidente de la Asociación Paraguaya de Futbol, no dijo nada. Presenté 50 pruebas documentales y 20 testigos. Él dice que gana 20 mil dólares cuando en realidad se embolsa 44 mil dólares. Él quiere que esté preso y la resolución fue un año de condena en suspensión. Difamar es cuando se cuentan mentiras de alguien y yo, conté verdades, voy a apelar esta decisión.
Este caso deriva del FIFA Gate, en el que cayeron los últimos tres presidentes de Conmebol.
-Exacto. Veo que el futbol se está muriendo. En Sudamérica cada vez son más pobres los clubes y la ayuda de Conmebol precaria. Hubo jugadores que vendían empanadas para subsistir. Desde el 2013 vengo denunciando a estos personajes nefastos. El FIFA Gate abrió muchas cuestiones. La Conmebol le dio dinero a la Asociación Paraguaya de Futbol cuando Juan Ángel Napuot era presidente y Domínguez su vicepresidente. Quiero saber dónde esta ese dinero porque destruyeron los registros.
¿Alguien le ayuda en esta cruzada contra los directivos?
-Estoy solo, ni jugadores, ni dirigentes, ni empresarios me respaldan. Mi misión es transparentar el futbol de Sudamérica. Estos directivos entraron sin nada y hoy son ricos. Lo que quiere Domínguez es que calle, pero él declaró en 2016, 'no más corrupción en Conmebol', aceptando que antes la hubo y él mismo fue parte. Mis derechos fueron cercenados con este juicio. Pidieron saber si tenía mis impuestos pagados, Domínguez piensa que me manejo como él, pero tengo todo en blanco. Él en cambio pidió que no se supieran sus cuentas ni las de los patrocinadores de la Conmebol, no hubo igualdad ante la ley. Apelaré, y de ser necesario iré a la Corte de Justicia de mi nación y hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
¿Esta injusticia es lo que le hace tomar la decisión de lanzarse como candidato presidencial?
-Debería estar en mi casa o en mi empresa de publicidad y marketing digital, pero siempre he dicho que los hombres tienen que buscar desafíos duros. Sufro en carne propia la injusticia en Paraguay. Domínguez se encontró con un problema terrible, soy peor que un rinoceronte enfurecido. Yo no robé, todo lo gané sacrificándome en la cancha de futbol, mientras él no puede justificar su riqueza.
En México, la estrella Cuauhtémoc Blanco se hizo gobernador, ¿el camino a seguir es que los exfutbolistas se vuelvan políticos?
-No sé cómo sea el trabajo de Cuauhtémoc Blanco en la política, pero para hacer una labor hay que armar un buen equipo con liderazgo. Sé que no soy mago, voy con un partido independiente, con gente joven que no está contaminada. A la gente hay que enseñarle a trabajar no regalar subsidios porque ese es el camino a la esclavitud, es un problema posterior puesto que la gente se acostumbra a no trabajar.
Chilavert espera con paciencia el momento de ganar en los juzgados. Mientras tanto, lamenta que México no juegue en competencias de Sudamérica.
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