-Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como verdadero dogma de fe.
Mi querido viejo: una vez más se celebra el día del padre, que se comenzó a festejar en 1960, muchos años después del Día de la Madre que se celebra en México desde 1922. Como seguramente lo vas a agasajar con tu familia y con tus amigos, quiero copiar, casi textualmente, un mensaje que me llegó y que habla en broma, pero en serio, de la evolución de tan importante día y su significado, puedes reír, pero también reflexionar.
“Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como un verdadero dictamen de Dios. Imperaban normas estrictas de educación, nadie se sentaba a la mesa antes que el padre, nadie hablaba sin permiso del padre, nadie se levantaba de la mesa si el padre no se había levantado antes; por algo era el padre; la madre fue siempre el eje sentimental de la casa; el padre, siempre la autoridad suprema.
Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en papá. El mero sustantivo era ya una derrota. Padre era una palabra sólida, rocosa, imponente; papá es un apelativo para oso de felpa o para perro faldero. A diferencia del padre, el papá era tolerante, permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle los dientes con una trompada, como haría el padre en circunstancias parecidas.
El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos comenzaron a invitar a sus amigos sin avisar, y bebían y fumaban tranquilos; además, empezaron a comer en la sala mirando la tele, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa.
Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero una autoridad bastante maltrecha. Era, en fin, un tipo querido; lavaba, planchaba, cocinaba y, además, se le podía pedir un consejo o también dinero prestado.
Y, entonces, vino papi.
Papi es un invento reciente de los últimos 20 o 30 años, descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera le consultan ni se le pregunta nada, todo el día viven aislados en sus teléfonos celulares sin hablar, simplemente le notifican.
–Papi, me llevo el coche, dame para gasolina, voy a salir, vas por mí hasta que yo te diga –etc.
O lo tutean y hasta le indican cómo dirigirse a ellos:
–¡Papi, no me vuelvas a llamar “chiquita” delante de Jonathan!
No sé qué seguirá después de papi. Supongo que la esclavitud o el destierro definitivo.
Yo estoy aterrado, porque después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de mis hijos, mis nietos y nietas han empezado a llamarme pa’.
Sí, solamente dos letras, que creo que quieren decir: “¿Pa’ qué sirves?”.
La puritita verdad, por lo que veo, los “padres”, según este análisis, estamos a punto de extinguirnos.
Agradezco a quien me lo envió.
¿Verdad que es un texto auténtico, que además de hacernos reír, nos mueve a reflexión? Yo no desearía regresar a los tiempos del padre autoritario y distante, pero espero que la relación con nuestros hijos y nietos sea, hoy y siempre, la más armónica del mundo.
¡Feliz Día del Padre!
* Médico y escritor
Columnista: Rafael Álvarez CorderoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 02024-09-19 00:51:09