Muristek
Donde quiera que se ama el arte de la medicina se ama también a la humanidad.
Platón
El camino del médico en México es conocido desde hace mucho tiempo: años de escuela primaria, secundaria y preparatoria, años en la escuela de Medicina, años de asistencia a hospitales para conocer de primera mano la enfermedad, años de servicio social para atender las carencias en las regiones más necesitadas, años de tesis, y finalmente la recepción profesional, tal vez seguida de años en una especialidad para tener el título de especialista y la certificación del consejo respectivo y de la Conacem. Miles de mexicanos hemos recorrido este camino para atender de la mejor manera a nuestros semejantes.
Escribo estas líneas para ti, estimado médico que estarás de acuerdo conmigo respecto a lo que necesitamos para enfrentar la enfermedad como nos enseñaron nuestros maestros; escribo estas líneas para felicitarte si has logrado tus objetivos, pero también para estar contigo si debido a lo ocurrido en estos tres años te encuentras en situación crítica sin trabajo, sin sueldo, sin oportunidades, y has tratado de cristalizar tus sueños sin conseguirlo.
Y digo que estoy contigo, porque cada día somos más quienes nos damos cuenta del significado real de la destrucción del sistema de salud, que no sólo alteró las estructuras ya probadas y funcionales, sino cambió la vida y el futuro de miles de hombres y mujeres que soñaron con practicar la medicina de la mejor manera.
El presagio de la destrucción del sistema de salud fue evidente en la primera sesión del año 2019 en la Academia Nacional de Medicina, en la que escuchamos estupefactos las declaraciones del flamante secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, quien sin ambages dijo que el sistema era una porquería, que iba a cambiar totalmente la Secretaría de Salud y que habría una nueva estructura; y así fue: la cancelación inmediata del Seguro Popular dejó sin atención médica a millones de mexicanos que hoy tienen que cubrir personalmente los gastos catastróficos de sus enfermedades.
No es necesario repetir lo ocurrido y los sucesivos fracasos del Insabi, de Cofepris, de UNOPS, etcétera, y por supuesto del manejo del covid-19 y los medicamentos para el cáncer infantil, cuyas mortales consecuencias seguiremos padeciendo por mucho tiempo.
Pero quiero hablar de ti, estimado médico, porque tú has sido también víctima de las agresiones presidenciales, carencia de material y equipo para trabajar, despidos injustificados, falta de cumplimiento de las normas; y ahora a ti y a todos el señor Presidente, con vocabulario de cantina, nos ofendió y nos mandó “al carajo” porque alzamos la voz exigiendo que se respeten nuestros derechos, que no se contraten médicos cubanos y que haya oportunidades para nosotros, ofensas e insultos que no podemos aceptar.
Después de las múltiples quejas de institutos, colegios, asociaciones y hasta la Academia Nacional de Medicina ofrecen ahora “contratos para especialistas”, cuando sabemos que los lugares a los que irán no cuentan con la estructura y el equipamiento adecuados para que esos especialistas funcionen, y que lo que se requiere en realidad es contratar a más médicos generales.
Por esto te invito, estimado médico, a que platiques con tus compañeros, con tus colegas de la clínica, del hospital o de la sociedad a la que perteneces y que, así como lo han hecho miles de médicos, alces la voz con respeto, pero con energía para exigir tus derechos y un cambio real en el sistema de salud.
Sé bien que en algunos sitios de trabajo, hospitales e institutos, muchos colegas han recibido amenazas si alzan la voz y denuncian las carencias y la corrupción reinantes, pero sabemos que unidos podemos lograr lo que legítimamente merecemos, somos miles, estimado médico, y hemos dedicado gran parte de nuestras vidas a prepararnos para atender de la mejor manera a los pacientes; únete al grupo o los grupos que conozcas, y trabaja por México y por tu futuro; tu presencia es fundamental.
Columnista: Rafael Álvarez CorderoImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0