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El abandono a la locura


Link [2022-05-30 14:43:54]



Por Ingela Camba Ludlow*

La locura es de esos miedos que muchos temen vivir. Es común que nos preguntemos: “¿estaré loco?”. La locura, la sicosis o la enfermedad mental son temas por demás difíciles de abordar. Incluso entre los expertos que dedican su vida a atender e investigar los trastornos más graves no terminan acordando un origen único sobre el tema de la mente. Desde el sicoanálisis, la enfermedad mental está muy relacionada con eso que Bion llamaba “dolor mental”. Al ser un tema muy complejo podemos decir, al menos, que es la incapacidad de tramitar experiencias (emociones o pensamientos) debido al gran dolor mental que provocan y, por lo tanto, la mente utiliza otros mecanismos para lidiar con éste. Desde las neurociencias hay otras explicaciones; sin embargo, el propósito de esta columna no es tratar de explicar la locura, pero sí es importante entender que ese dolor insufrible debe ser expulsado, llevado afuera, porque no le pertenece a la mente. Así, las alucinaciones son partes del mundo externo, no de quien lo padece. 

Por ello, la locura causa miedo, y es que de no ser cuidada y atendida puede tener aspectos muy agresivos; lo cual ha ocasionado que se genere un estigma muy fuerte sobre la enfermedad mental. Hasta parece políticamente incorrecto hablar de locura, sobre todo porque durante muchos años a las personas que presentaban delirios y alucinaciones se les consideraba poseídos y eran apartados de lo social. 

El internamiento en muchos casos es la última alternativa para no dejar desamparados a los enfermos. Muchas veces las familias intentan “salvarlos”, les dan lo que a su mejor entender son oportunidades y cariño, pero finalmente no pueden con la carga masiva que implica un enfermo que, además, en ocasiones, cometen actos que ponen en riesgo al resto de los miembros de la casa. Por otro lado, hay familias que apenas consideran que hay algún síntoma de locura buscan desentenderse y los expulsan. En algunos casos los llevan a siquiátricos, donde serán atendidos con los mejores medios que estén al alcance de los médicos. 

 El proyecto que aceptaron en la Cámara tiene una introducción humanista que busca defender los derechos humanos de los pacientes y contra eso no hay nada que objetar. Sin duda, esta ley está influenciada por la Declaración de Caracas de 1990, firmada por la Organización Panamericana de la Salud y suscrita por algunos países. Sin embargo, parece que únicamente se habla desde la teoría sin haber visto la cruda realidad de lo que es la “alienación” mental, vivir en el delirio, desgarrados por una paranoia delirante del familiar que no tiene cómo calmarse. 

La salud no retorna por decreto ni por declaración. Como en algún momento se intentó decretar el final de la pandemia o al decir que la enfermedad mental es un pensamiento burgués y que ahora el mejor cuidado para los enfermos siquiátricos es en casa. Por tanto, toda atención será ambulatoria. ¡Qué desamparo para enfermos, para familias, para la sociedad! ¡Qué sola se queda cada vez más la población! Y la mayoría no está consciente de esta nueva medida. 

En entrevista, el doctor M.S.C. Felipe Álvarez Chávez plantea que el fundamento teórico no está tan errado, sobre todo en términos de tratar de eliminar el estigma de la locura y, por tanto, hacer que los padecimientos siquiátricos sean una parte más de la medicina, es correcto. Hay que recordar que antes estaban en las afueras de la ciudad. Para que funcionaran sería necesario que se adecuaran las instalaciones de otros hospitales, lo que implica inversiones grandes, o construir hospitales nuevos que incluyan estas áreas para así quitar el estigma. Lo cierto es que faltan espacio y camas. Hay pacientes que ameritan internamientos y no encuentran un lugar, entonces rebotan de un hospital a otro. Y así peregrinan las familias con sus enfermos, para cuidarlos, para no dejarlos solos. Pero la ayuda no llega. 

El doctor Álvarez considera que el riesgo es muy grande porque falta infraestructura, falta personal aun en las condiciones actuales. 

 Cuando el secretario de Salud, en conferencia de prensa, propuso que los enfermos mentales graves deben ser cuidados de manera integral “desde la familia”, confirmó el abandono del Estado a los miembros de la población que lo atraviesan y a las comunidades en las que viven. 

Las acciones del actual gobierno en términos de salud mental son imprudentes e insensatas. Desaparecer los hospitales siquiátricos en las condiciones que existen en México no es locura, es crueldad porque es llevar abandono al dolor más profundo que la mente ni siquiera pudo pensar. 

 

Sicoanalista y coach sistémico*

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