Muristek
“¡Ya estuvo!”, “Quien se meta con una mujer va a la cárcel”, “Si te metes con una mujer, te metes conmigo y con todo Nuevo León”, “El único que combatirá la violencia contra las mujeres”, fueron las promesas que hizo Samuel García, gobernador de Nuevo León, cuando estaba en campaña.
El mandatario estatal y su esposa Mariana Rodríguez deben extrañar profundamente poderse comunicar con la gente a través de sus redes sociales, el baile en TikTok, el fosfo fosfo en Instagram y no tener que escuchar el “Mariana no es aliada, es privilegiada”, “Si fuera Mariana ya la hubieras encontrado” o “Desde su privilegio no conoce el miedo”.
Debe ser una lata tener que poner cara de circunstancia y preocupación ante madres y padres de familia desesperados por encontrar a sus hijas o por tener justicia. Como no están acostumbrados ni el gobernador ni la primera dama estatal a esos dramas ni a enfrentarse a la realidad sin trends ni hashtags, ediciones o filtros, se han equivocado en la manera que comunican, siguiendo además un patrón que debería patentar el presidente Andrés Manuel López Obrador.
Lo primero que García ha hecho es, sorpresa, sorpresa, culpar al pasado: “quiero ser muy sincero, teníamos una comisión de búsqueda muy austera, con 8 personas, y a raíz del problema público que tenemos, el lunes pasado de todos lados recortamos para asignar 50 millones de pesos —que yo sé que no es nada—, pero vamos a cuadriplicar el personal y, sobre todo, la capacidad del estado en la comisión de búsqueda”. ¿Por qué si sabe que, ante la crisis que vive el estado, 50 millones son insuficientes no asigna más recursos?
Por supuesto, nada como lavarse las manos desde la comodidad de una sala: “Queremos saber la verdad, qué pasó, y por eso yo exhortó respetuosamente a la Fiscalía (a) que hagan el esfuerzo, porque el día de hoy a la brevedad nos den a conocer un minuto a minuto (de) los videos, las fotos, las evidencias, los cateos…”. Es decir, Samuel García es un simple gobernador que no puede hacer nada más que esperar que alguien más haga el trabajo. ¿Cómo se atreve la gente a cuestionarlo y pedirle que cumpla sus promesas de campaña? Sólo se le había visto tal consternación al gobernador, cuando su esposa perdió sus chanclas en la marina.
Pero, aunque parezca mentira, hay casos más trágicos que García, quien al menos ha dado la cara, se trata del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, quien de plano ni siquiera se ha enterado que se han registrado más de 30 feminicidios en Morelos ¡en lo que va del año!
Su cabeza sigue en el América, en el Estadio Azteca, en pensar que todo es futbol. Por ello es que cuando los medios le preguntaron qué opinaba de las denuncias que habría iniciado en su contra la Fiscalía Anticorrupción de Morelos, el exfutbolista respondió: “imagínate viendo un estadio de 120 aficionados (donde) tenías presión, y tengo presión por dos o tres personajes, cuatro personajes, no la voy a tener, me voy a defender porque el que nada debe nada tema” (sic y requete sic).
También le echó la culpa al pasado: “No voy a parar hasta que se acabe esta mafia, por eso el estado está como está”. Así pues, si Morelos tiene altísimos índices de homicidios y feminicidios no es por su ineptitud ni su incapacidad, sino por… ¡la mafia del poder!
Lo bueno es que Blanco sabe que el Presidente lo cuida. López Obrador dijo en su mañanera que confiaba en él y que las denuncias eran pura politiquería. Seguramente ni toda la afición o las barras del América animaron tanto al gobernador de Morelos como las palabras del Ejecutivo federal, que le garantizan impunidad e inmunidad, por lo menos este sexenio.
Columnista: Vianey EsquincaImágen Portada: Imágen Principal: Send to NewsML Feed: 0