Muristek
Tras los lamentables acontecimientos del sábado pasado en el juego entre Gallos Blancos y Atlas en el estadio La Corregidora de Querétaro, que dejaron al menos 26 personas hospitalizadas, los dueños de los equipos de la Liga MX descartaron ayer tomar las medidas más radicales, como desaparecer las barras bravas en el futbol mexicano o la desafiliación de los Gallos Blancos.
Pero los emplumados deberán pagar por los hechos acontecidos en su estadio. Deberán disputar sus partidos de local sin público durante un año, mientras que sus aficionados no podrán asistir a los duelos de visitante durante tres años, según ordenó la Comisión Disciplinaria.
En lugar de la desafiliación, los dueños aprobaron sancionar con cinco años de cualquier actividad deportiva en México a todos los actuales dirigentes del club que estaban rentando la franquicia a su propietario real Jorgealberto Hank Isunza, presidente y propietario del club Tijuana.
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