Muristek
Ni una curva, ni un paredón muy cerca del cemento, el desafío mayor que enfrentan en la actualidad los pilotos de la Fórmula 1 es el “porpoising” el fenómeno que se expresa en los autos debido al efecto suelo provocado por la rigidez.
El molesto efecto originado por la nueva reglamentación se traduce en el rebote, marsopeo o balanceo en los nuevos monoplazas de Fórmula 1 lo que se ha convertido en un serio problema en determinados circuitos.
Las dolencias físicas que el rebote de las máquinas ocasionan en los pilotos se van haciendo insostenibles y en el Gran Premio de Azerbaiyán los dolores que padeció Lewis Hamilton—que tuvo serias dificultades para bajarse del Mercedes una vez terminada la carrera--, dejaron abierta la ventana para las innumerables quejas de pilotos y escuderías a las que se les hace imposible controlar este fenómeno.
La salud y la seguridad están seriamente amenazados y fueron voceros de las mayores quejas los propios protagonistas de la principal categoría del automovilismo Mundial. A punto tal llegan las consecuencias que el equipo Mercedes Benz llegó a amenazar en las últimas horas con su ausencia en la próxima cita de la F1, en Canadá.
Detrás de la problemática del modelo W13 que afecta a Hamilton, el resto de los pilotos le pidieron a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) analizar la crisis que altera el físico y pone en riesgo la seguridad.
Los testimonios de los actores principales dan señales claras del problema: “La carrera más dura y dolorosa de mi vida. No quiero tener este rebote de nuevo en mi auto y haré todo lo posible para evitarlo la próxima vez. Este auto rebota mucho y en más de una oportunidad casi me voy contra el muro, en particular en algunas curvas. Tenemos preocupación por motivos de seguridad, creo que nunca había experimentado algo así como piloto. Es muy extraño y no podemos seguir así cuatro años: hay que hacer algo”, relató dramáticamente Hamilton.
Los dolores en las vértebras cervicales y la espalda con moretones tuvieron alivio con acupuntura y la tarea de la fisioterapeuta Angela Cullen. “Hamilton que fue a las claras el que más sufrió el problema”, dijo la asistente. De todas formas, en el “paddock” se advirtió, recorriendo los boxes, que la situación afecta a todos.
El tema de la seguridad también fue abordado con mucha preocupación: “Es cuestión de tiempo para que veamos un accidente grave. Muchos de nosotros no podemos mantener el auto recto en las rectas y vamos a grandes velocidades en las últimas curvas: se puede ver lo cerca que se rueda del suelo este año. Parece innecesario correr con los autos a escasos milímetros del piso, estamos rozando el desastre. No sé lo que deparará el futuro, pero no creo que podamos sostenerlo durante el tiempo en el que seguirán vigentes estas regulaciones”, atacó George Russell, el compañero de garaje de Hamilton.
En el box de Ferrari también se escucharon quejas sumadas a las dudas del caso: “No sé si es peligroso o no, pero no entiendo que al final de cada carrera tengamos a 20 pilotos con dolores en la espalda”, decían en el equipo rojo. “Es algo que podemos soportar una o dos carreras, peor no durante diez años”, explicó Carlos Sainz Jr, además de admitir que en las reuniones de pilotos se conversa sobre la problemática para solicitar a la FIA que examine la situación para encontrar soluciones y que se escuche la voz de los pilotos al igual que la de los ingenieros.
“No queremos terminar con un bastón a los 30 años” fue la apelación e Pierre Gasly de Alpha Tauri que agregó: “No creo que la FIA nos ponga en el aprieto del que tengamos que negociar entre la salud y el rendimiento. Está claro que la situación merece soluciones reglamentarias rápidas frene a un cuadro impensado pero auténticamente real.
Eduardo Tucci
deportes@eldia.com