Muristek
Mariano Pérez de Eulate
mpeulate@eldia.com
En la política provincial todo el mundo da por sentado que oficialismo y oposición están negociando en forma reservadísima los nombres para cubrir las tres vacantes que existen en la Suprema Corte de Justicia bonaerense.
Acaso como una forma de presión, voceros peronistas parecen los más interesados en instalar la idea de esas conversaciones clave, en especial después de que se cerró la negociación para la llegada del kicillofista Federico Thea al estratégico cargo de presidente el Tribunal de Cuentas y de que se completaran, en el mismo paquete, los nombramientos de los directores del Banco Provincia en nombre de la oposición y los lugares que ésta ocupará en la Defensoría del Pueblo.
Completar la Suprema Corte parece haber quedado en un carril separado. Un poco por la densidad político-judicial del tema y otro porque el mundillo político interesado no tendría una sola visión estratégicas de cómo abordar el tema. Veamos.
1) Axel Kicillof ha hecho saber en forma más o menos púbica que su decisión es completar los tres cargos que hoy están vacantes y que han dejado como jueces plenos a Daniel Soria, Luis Genoud, Hilda Kogan y Sergio Torres. O sea, ocupar otra vez los siete sillones del Tribunal, que quedaron vacíos por fallecimientos o jubilaciones. El gobernador debe mandar los pliegos al Senado y éste aprobarlos con mayoría absoluta de sus miembros. Ninguna fuerza tiene ese número, por lo que sí o sí se impone la negociación.
Según fuentes del gobierno, la idea del oficialismo es impulsar dos candidatos propuestos por el PJ y uno por la oposición. Se comenta que, dentro de Juntos por el Cambio, el radicalismo estaría reclamando esa banca posible en el tribunal bajo la lógica de que el último juez que fue nombrado (Torres, durante el gobierno de María Eugenia Vidal) llegó con el auspicio del PRO.
Y porque, además, el Procurador General ante la Suprema Corte -el jefe de todos los fiscales y, por eso mismo, la cabeza de la persecución penal en la Provincia-, Julio Conte Grand, es un hombre claramente cercano al macrismo. De hecho, con ese argumento, el PJ intentó una ofensiva para removerlo, pero hasta ahora no tuvo éxito por aquella paridad de fuerzas en la Cámara Alta.
2) Otra tesis que circula se basa, directamente, en esperar una cuarta vacante. Se trata de la que dejaría Genoud, que por cuestiones de enfermedad tendría el trámite jubilatorio prácticamente concluido. Esto entusiasmaría al PRO, que vería la chance de que ese sillón, en un esquema “dos para el oficialismo, dos para la oposición”, pudiera recaer en un candidato vinculado a ese espacio. Pero cabe una duda: ¿No podría, también, motorizarse la tentación en el peronismo para ir por tres lugares y no por dos, como en la hipótesis anterior? Especulaciones sin respuesta certera.
Este último escenario, la de una vacante más del plan original, no es tan imposible teniendo en cuenta la situación antes mencionada. Y dejaría a la Suprema Corte sin quórum para funcionar; hoy, con sus cuatro jueces disponibles, está al límite del mismo.
¿Y si se diera ese caso antes de que se cierre el acuerdo político para completarla? Se tendría que recurrir a la normativa vigente que dice que cuando deba integrarse la Corte por vacancias, licencias, excusaciones o impedimento de uno de sus miembros se recurrirá a otros actores del Poder Judicial, con un orden de jerarquías que arranca con el presidente del Tribunal de Casación Penal y sus miembros, integrantes de las Cámaras de Apelaciones y demás funcionarios (Artículo 31º –texto según ley 13101- de la Ley orgánica del Poder Judicial Nº 5827).
3) En base a la hipótesis de perder el mecanismo para sesión en la Corte, una alternativa posible, en la medida en que no avance la negociación con la oposición para mandar el paquete de candidatos, es que Axel procure enviar un solo pliego al Senado, como para que el Tribunal no quede sólo con tres miembros si se concretara la ida de Genoud, sino con el mínimo de 4.
Algo así hizo el gobernador cuando fue la situación del Banco Provincia: el directorio se había quedado sin quórum para sesionar, entonces Kicillof mandó el pliego de un hombre propio (Alejandro Formento) como director por el PJ para garantizar el funcionamiento y, meses después, se completaron las vacantes en la mencionada negociación con la oposición que incluyó la designación de Thea en el HTC.
Como sea, lo que no queda realmente claro es quién y dónde negocia realmente el tema Suprema Corte por el lado opositor. No tanto en las huestes radicales, donde Maximiliano Abad parece ser la cara del partido en esa mesa, sino en el PRO, que sufrió una crisis de liderazgo bonaerense cuando Mauricio Macri, cual paracaidista, detonó la negociación que venían llevando adelante referentes partidarios de la provincia con el gobierno bonaerense por el cambio en la ley de jubilaciones del Bapro.
En la Legislatura por ahora no hay nada serio, dicen fuentes consultadas: los amarillos, divididos en varias tribus, esperan línea que llegue “de arriba”. Pero, ¿de dónde? ¿De quién? Misterio y opacidad. “Está verde ese tema”, le dijo a este diario un hombre crítico de cómo salió de escena Néstor Grindetti como la cara macrista que negociaba en nombre del espacio en forma más o menos ordenada.